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Un tatuaje va a todas partes con la persona que lo tiene, incluso si en la palabra hay un error de ortografía. Emosión, por ejemplo.
El festival de la Palabra Caro y Cuervo llega a Medellín por primera vez, y trae, además, su propuesta de corrección en vivo de ortografía en tatuajes. El artista Carlos Eduardo Herrera, conocido como Pipo, se sentará a corregir los errores de la piel.
María Paula Alzate, directora ejecutiva de la Asociación de Amigos Caro y Cuervo, cuenta que es una estrategia para atraer a los jóvenes y que su idea es llevar al extremo los errores de ortografía. “La lengua se lleva en la piel”. Y aunque pareciera que no hay reversa, sí la tiene.
Pipo ya ha arreglado 20 tatuajes, a los que les han faltado tildes, comas, mayúsculas. Este jueves y viernes estará en Eafit, desde las 10:00 a.m. y hasta las 5:00 p.m. Los tatuajes que se corregirán se inscribieron previamente.
“Se trata de un proceso muy exigente, pues debes comenzar de cero la pieza”, dijo el artista a la Agencia de Noticias Eafit.
Una campaña que causa risa, igual que vergüenza, pero que tiene atrás una reflexión sobre la lengua.
Más actividades
El Festival de la Palabra comenzó en 2010 y ha celebrado distintos hechos, como el centenario de Rufino José Cuervo y los 70 años del instituto. En la quinta edición decidieron salir de Bogotá, y tendrán programación en las dos ciudades.
Al lado del nombre del festival se lee De sobremesa. El tema de 2016 es la gastronomía y la literatura.
“Es un festival en todo el sentido de la palabra: arte, conciertos, puestas en escena –añade María Paula–. Tendremos talleres, conversatorios, actividades sensoriales”.
Entre los invitados que llegan a Medellín está el ensayista y novelista Gonzalo Celorio, que conversará con Héctor Abad sobre el escritor como cocinero y el lector como comensal. También estará la profesora argentina Graciela Maglia.
La intención es revisar las relaciones entre gastronomía y literatura. “Es un tributo desde lo etnográfico, una celebración que conjuga las letras y los sentidos. Quisimos un tema que estuviera en lo que nos constituye como seres humanos”, concluye la directora. Días para la palabra, al fin y al cabo.