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María Baranda utiliza, siempre los tiene, unos cuadernos de hojas blancas. Eso desde que empezó a escribir. Los va llenando de palabras, rompiendo el vacío, el blanco. Son tan íntimos, dice, tan de ella, que mejor no habla de ellos: sería incorrecto. Solo cuando se imprimen pertenecen a los demás, explica.
Es poeta, narradora, psicóloga. Escribe para niños, ha publicado más de 40 libros. Es una de las autoras de México, el país invitado a la Fiesta del Libro y la Cultura.
Cuando estaba pequeña empezó a reescribir lo que leía. ¿Ahí fue donde empezó María Baranda, la escritora?
“Ahí encontré ese diálogo conmigo y fue una manera de jugar con los demás, porque empecé a escribir muchas ‘obras’, si se pueden llamar así, que mis hermanos y mis primas y yo representábamos. Escribir para jugar fue esencial”.
¿Cómo es eso de que solo los libros que uno lleva adentro se pueden escribir?
“Ni se buscan ni se encuentran. Están dentro de uno, solo hay que esperar a que afloren”.
Ha dicho que se rinde ante los poemas cuando ellos la encuentran. ¿Cómo llegan?
“Nunca lo sé, y eso es absolutamente maravilloso y desconcertante”.
El tema de la Fiesta es precisamente Las formas de la memoria. ¿La poesía es una forma de la memoria?
“Es una de las formas del olvido y de la memoria, por supuesto. Me gusta citar una frase de Lacan: ‘Hay que dejar que el olvido haga su parte’. Pero el tiempo, que es nuestro en la memoria, nos determina en lo que somos”.
¿Le parece que el verso tiene un oficio en la memoria?
“Absolutamente. No somos nada sin memoria, pero también sin su contraparte, que es el olvido. Parte de recordar es olvidar lo que vivimos, y es ahí desde donde se puede decir, quizás, algo”.
¿La poesía también cuenta historias?
“A veces canta y cuenta. Pienso en grandes poemas como La Ilíada o La Odisea, en que se necesitaba narrar la historia de los héroes y los pueblos. La poesía cuenta, a veces, pero no de la misma manera que en la prosa, por fortuna”.
Le ha interesado acercar la poesía a los niños, de hecho es la Embajadora de la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil...
“La poesía es necesaria, sobre todo en la infancia. Con la poesía tenemos la emoción y el pensamiento al mismo tiempo, nos acerca a lo más íntimo de nuestros anhelos, y en esa etapa de la vida nos muestra lo mucho que hay en el lenguaje que es, además de expresión, juego”.
¿Cada poema tiene su espacio, su tiempo, su longitud?
“Cada poema tiene su propia respiración, pienso que hay que respetar eso”.
¿La poesía tiene ahora una oportunidad, cuando estamos leyendo en 260 caracteres?
“La poesía es para unos cuantos, para quienes la necesitan en el momento necesario”..
¿Qué le ha traído escribir para niños?
“Me trajo la fortuna, el asombro de poder descubrir con lectores jóvenes parte de un universo que quiero compartir. Es difícil porque son muy exigentes, los lectores, muy únicos, y porque hay que romper con una serie de ideas acerca de lo que se debe dar o no a ellos. Hay que escribir desde la libertad del texto, desde la profundidad que vamos encontrando en la palabra misma”