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El Jordán está casi listo para volver a abrir

El bar más viejo de Medellín se restauró, y ahora se ve renovado, como una casa de muchos años, cuidada con cariño. Será un centro de documentación musical y cultural.

El bar El Jordán, en Medellín, se abre en 2017
22 de enero de 2017
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Las piedras que se ven desde afuera en el piso de la casa de la esquina son las piedras de siempre. No son nuevas. Las tapias también son las mismas, quién lo creyera, sabiendo que en 2013 el estado del lugar era tan crítico, que la única posibilidad parecía ser la demolición.

La muerte misma de una casa de 122 años, más el dolor de que no era cualquier casa: era El Jordán. Demoler era llevarse los recuerdos del que fuera el bar más viejo de Medellín, el de más de 100 años de tertulias, como estaba escrito en el marco de la entrada.

Carlos Jaramillo, arquitecto de la Secretaría de Cultura, dice que un análisis más profundo les dio esperanza, y ahí empezaron los primeros auxilios y el cubrir la casa con un plástico negro para que no siguiera el deterioro, quitar la sobrecubierta, que estaba muy mal, y recuperar la tapia. Ya tenían la experiencia de la Casa Barrientos, un proceso entre 2005 y 2007.

No había que tumbar El Jordán. Había que recuperarlo.

Desde 2009 había empezado una nueva historia, con la declaración de la casa como bien de interés cultural del municipio, aunque de carácter externo. Juan Carlos Sánchez, subsecretario de Bibliotecas, Lectura y Patrimonio de Medellín, explica que había obligación de restaurar la fachada. Adentro podía pasar cualquier cosa.

La cronología sigue así: en 2012 la Alcaldía pagó por la propiedad alrededor de $400 millones, en 2013 el Dagred hizo la evaluación, entre 2014 y 2015 se hicieron las obras de primeros auxilios, en 2015 se pusieron los recursos y en 2016 se hizo la restauración. 2017 inició quitándole el plástico, para descubrirla de chambranas y puertas verdes, piso de piedra, paredes blanco hueso, techo de tejas pequeñas, el mural de siempre al lado izquierdo y un letrero al frente: EL JORDÁN. BAÑOS. CASA FUNDADA EN 1891.

La nueva casa

La sorpresa de El Jordán sigue adentro: no hay un mundo nuevo, sino una casa vieja recién pintada, en muy buen estado con iluminación moderna. Están incluso los murales de antes, los del español Jorge Ibáñez, en ese patio maravilloso de la mitad. Carlos explica que se recuperaron muchas tejas y las que faltaron se usaron de otras casas vecinas que sí se demolieron. El piso no sobrevivió, añade, porque estaba en concreto, tenía desniveles y lo poco que encontraron no servía. Pusieron baldosa amarilla.

Aunque las últimas veces que se miró El Jordán era rojo, en un estudio que hicieron para ver los procesos del lugar, raspando encontraron que el color del principio era verde.

Luego está lo que sí inventaron. Compraron un pedazo de terreno de más para hacer baños, oficinas y cuartos técnicos.

Atrás, donde seguro antes estaban las piscinas, y por eso afuera se lee baños, está ahora un patio, con dos árboles de mango que igual sobrevivieron.

El Jordán ahora no será un bar como en el que se sentaron a tertuliar Manuel Mejía Vallejo, Óscar Jaramillo, Elkin Restrepo y Orlando Mora, como recuerda el escritor Darío Ruiz, ni otros personajes ilustres como Jorge Eliécer Gaitán, que dicen que cuando visitaba la ciudad también arrimaba a El Jordán, o Eduardo Santos, el abuelo del presidente Santos. Tampoco se verá a León de Greiff escribiendo en los pasillos, él que nombró varias veces en sus prosas a esta fonda de la que era visitante habitual.

No estarán el piano, las fotos de los cantantes, el mostrador donde estaba uno de los Burgos, siempre, o los billares en el patio del centro. El Jordán será ahora un centro de documentación musical, precisa Juan Carlos, para que la gente vaya a hacer investigación musical y encuentre desde noticias del folclor hasta del punk.

Aunque no es solo eso: la primera pieza a la derecha será una sala de exposiciones, la de al frente un café y el salón grande tendrá una tarima para actividades de agenda cultural de pequeño formato, y habrá mesas para tertuliar adentro, en los pasillos de afuera o en el patio. El lugar será gestionado por el Sistema de Bibliotecas. Ahora es un sitio público. La restauración la hizo la Fundación Ferrocarril de Antioquia y el proyecto ha sido liderado por la Secretaría de Cultura.

A finales de febrero esperan hacer las primeras visitas guiadas con la comunidad para que esta se empiece a apropiar de él y a recordar las tantas historias que allí se contaron. Aún falta la dotación, que esperan esté lista en marzo, pero no hay fecha.

Por ahora está una casa verde que no se demolió y que debe empezar a contarse otra vez. Una casa con detalles tan viejos como que en el mural del patio principal está el número de teléfono al que se llamó alguna vez: 174.

El Jordán no se olvidó.

Infográfico

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