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Dos titiriteros se van a estrenar una obra a Titiribí y entre improvisaciones terminan siendo títeres, tratando de ayudar a sacar el chivo de la casa de doña Susanita.
Ese chivo es puro cuento es una de las obras más emblemáticas de la Libélula Dorada, el teatro y títeres de Bogotá que en este 2015 celebra 39 años de estar en escena.
Una obra que sigue en repertorio después de más de 20 años y que ha viajado entre festivales nacionales e internacionales. Ahora la traen a la Fanfarria para el Festival Internacional de Títeres, que en su edición 24 les quiere hacer un homenaje a los titiriteros colombianos.
“Es muy importante reconocernos entre nosotros mismos para que el Estado, los medios y el público en general, comprenda lo que hemos logrado construir a través de 50 años de historia que tiene el teatro de muñecos que conocemos ahora”, explica Ana María Ochoa, productora de La Fanfarria, grupo organizador.
Invitaron a teatros cercanos, la mayoría de Medellín, unos de Antioquia, otros cuantos de Bogotá y uno internacional, de México. En total son 17 grupos, 22 obras y más de 50 funciones que se podrán ver hasta el 30 de abril en ocho salas de la ciudad, Bello, Marinilla y El Carmen.
El homenaje busca hacer un reconocimiento a los titiriteros que siguen creyendo en el oficio, ese que no está para estudiar en las universidades, y al que ellos se dedican por pasión.
Ana María cita las cifras que Ciro Gómez, director del grupo Hilos Mágicos, encontró en una investigación que hizo: en Colombia hay 472 titiriteros, 160 grupos estables, 24 salas de títeres y 12 festivales. “Esto habla de un gran patrimonio material e inmaterial”, añade ella.
El chivo
La libélula dorada se ha especializado en técnicas como los títeres de varilla, los articulados de boca, los de mano prestada y el teatro de sombras. Les interesa el espacio, salirse del teatrino tradicional. En El dulce encanto de la isla, otra de sus propuestas, el teatrino es un barco que gira sobre el escenario.
Está también lo que hacen en Ese chivo, la conversión del titiritero en títere. “Aparentemente detrás de una historia muy sencilla hay un trasfondo con mucho sentido”, cuenta César, que fundó este teatro con su hermano Iván Darío. “Esto se convierte en una pasión maravillosa. Yo le agradezco a la vida que me haya encontrado en el camino de los títeres, incluso en contra de la familia y de muchos conceptos que creen que es un arte menor y por el contrario, es complejo, combina teatro, artes plásticas, dramaturgia, música, y eso lo hace maravilloso e infinito”,
El chivo se entra a la casa de doña Susanita y es terco y testarudo. Los dos titiriteros irán a ayudar a pensar estrategias para sacar al chivo, que no quiere salir de allí.