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La XII Temporada Internacional de Música Clásica Medellín Cultural trae el próximo domingo la presentación de un clásico de cine mudo con música en vivo: El gordo y el Flaco.
El músico ruso Guerassim Voronkov hizo las melodías para esta película y además dirigirá el concierto. EL COLOMBIANO habló con él:
Esta no es la primera película que musicaliza, ¿hace cuánto lo hace y por qué?
“Bueno, esta idea se le ocurrió al Teatro Metropolitano que me dijo, por qué no miras la película El gordo y el flaco, a lo mejor puede funcionar. Y yo no sé cómo pero no conocía a estos genios cómicos, y he mirado la película y me encantó y les dije, ‘mira, está muy divertido’. Es un poquito diferente de lo que he hecho hasta ahora porque las películas que he presentado tenían un contexto más social, a veces triste o de nostalgia, como las de Chaplin. En este caso es solo diversión, tanto que me he reído mucho mirando y sé que la gente va a reír también porque está muy bien hecha, es muy divertida. Primero hice El maquinista, la música la he escrito yo, hace como cuatro o cinco años, más o menos. Hasta hoy son seis películas”.
¿Y por qué películas mudas?
“No es exactamente música para las películas, sino para la producción. La idea es que las películas mudas, en su momento, se proyectaban siempre con un pianista o un conjunto pequeño de músicos que las acompañaba, entonces recuperamos un poco esto. Las famosas bandas sonoras vienen de eso, de los músicos tocando en directo delante de la pantalla en una sala, es recrear la improvisación, la inmediatez, pero conservando el espíritu antiguo”.
¿Cómo es el proceso para componer la música?
“Lo primero es apartarme, entender el ritmo del artista, entender cómo cambian los planos, qué tiempo tiene la película, dónde hay unos fragmentos que necesitan música, por ejemplo cuando los protagonistas marchan o hacen ruidos, y ese ritmo hay que entenderlo para componer la música adecuada. Después pensar en el ambiente musical que puede ser adecuado a lo que se está viendo en la pantalla. La música debe ser acorde, si es Roma de principios de siglo no le podemos poner música de finales del siglo XX o principios del XXI, porque no va a pegar bien. Claro, yo soy músico de ahora, pero al menos tratar de ambientarme y buscar el conjunto armónico con las imágenes que el publico está viendo”.
¿Y usted disfruta de este tipo de cine?
“Me encanta, creo que es un cine muy auténtico, sin efectos especiales. Son obras maestras que primero estuvieron de moda y después el público realmente las ha apreciado, y claro, el tiempo hace como una selección y las buenas se recuperan. Acude gente muy joven y la gente se ríe con gusto porque realmente están muy bien hechas”.
Usted dirige el concierto, ¿es más fácil dirigir algo que usted mismo compuso?
“Bueno, no se puede decir si es más fácil o difícil, a veces escribo una partitura y después cuando empiezo a dirigirla pienso: cómo se me ocurrió escribir eso, es demasiado difícil (risas). Yo tengo suerte para estos conciertos porque cuento con músicos muy buenos, muy profesionales. No escribo fácil, toca estudiar mucho, la ventaja es que sé cómo quiero que suene, eso sí es más fácil, pero tengo que estudiar para que funcione”.
Y como se diría coloquialmente, ¿se mete en la película cuando dirige?
“(Risas) Sí, hemos encontrado una posición, de espaldas al público, bueno, es la posición normal de un director de orquesta. Lo principal de estos conciertos es coordinar lo que tocamos con lo que está reproduciéndose en la pantalla, porque lo escribo es para momentos de la película que tienen una relación directa con la música y si no coincide con lo que se toca no tiene ninguna gracia. Mi tarea en el concierto es coordinar estos excelentes músicos que no están mirando la pantalla, me miran a mí”.
¿Ha visto una de estas películas con su música?
“No, nunca (risas). Esta vez sí lo voy a grabar, a ver cómo queda”.