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La Gira de Documentales Ambulante se encuentra en Medellín por tercera ocasión. Hasta el domingo 4 de septiembre se presentarán más de 60 películas, una de ellas, Plaza de la Soledad, documental dirigido por Maya Goded y producido por la mexicana Martha Sosa, quien también produjo el filme Amores perros y que se encuentra en la ciudad acompañando la gira.
Sosa habló con EL COLOMBIANO sobre su visita, el cine de no ficción y el futuro del mismo en Latinoamérica.
¿De qué trata el nuevo filme que produjo?
“Plaza de la Soledad es el primer largometraje de Maya Goded, una fotógrafa muy reconocida en el campo de la fotografía documental que hacía muchos años necesitaba explorar el lenguaje del cine de no ficción. Maya decide regresar a Plaza Loreto en Ciudad de México, lugar donde viven mujeres que ejercen la prostitución, para contar la historia detrás de esas mujeres. Por tres años seguimos su vida, en diciembre de 2015 terminamos la película y la estrenamos este año en el Festival de Sundance. Aquí la exhibiremos el viernes a las 2:00 p.m. en la Universidad de Antioquia”.
¿Qué diferencia hay entre producir un documental y una película de ficción?
“La gran diferencia, la cual me parece también la más injusta, es que hay más dinero para producir cine de ficción que cine de no ficción. Por otra parte, y ya hablando como productora, a mí me lleva el mismo esfuerzo emocional y práctico involucrarme tanto en un filme como Amores perros o como Plaza de la soledad. Lo arriesgo todo por los dos”.
¿Qué estrategias se pueden implementar para que el documental tenga más espacios de exhibición?
“La primera es encontrar aliados como los periódicos. Cuando un grupo mediático arropa un documental este gana espacios y se crean nuevos públicos. La otra estrategia es involucrar a los grupos empresariales. Las empresas tiene un código de valores que puede coincidir con los valores del documental y pueden ver en él una herramienta de comunicación poderosa. Cuando los exhibidores ven ese apoyo que se puede convertir en publicidad, ellos te tratan diferente”.
¿Cuál es la fortaleza del documental colombiano?
“En Colombia hay mucho talento. Son por naturaleza grandiosos contadores de historias. Se dedican a eso, lo que ya es una ventaja enorme. Por ejemplo, recuerdo el documental Jericó de Catalina Mesa, donde se nota la capacidad de ella y de los personajes para contar historias. Me gustó tanto que viajaré a Jericó”.
¿Y el futuro?
“Es esencial que sigan existiendo espacios como Ambulante, espacios colectivos para ver documentales. Hay que provocar esos lugares, aprovechar universidades, museos y hacerse espacio en las salas comerciales. Hay que exhibir películas de no ficción allí y ponerle cerquita los documentales a la gente y mostrarles esta calidad de narrativa”.