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Cuando compuso El Mesías, la casera encontró a Händel llorando: “Creí ver el cielo ante mí y al mismo gran Dios”.
Para el maestro Alberto Correa, lo que más puede asemejarse a Dios es la música: “Es un encuentro con la armonía absoluta”.
La Orquesta Filarmónica y el Estudio Polifónico se unen, bajo la dirección del director, para presentar el oratorio más famoso de la historia de la música, El Mesías, compuesto por Georg Friedrich Händel en 1741.
Tradicionalmente, se ha vinculado esta obra con la Navidad. Sin embargo, este no solo trata del nacimiento de Jesús, sino de toda su vida. Las claves se pueden encontrar en la misma historia que se escucha.
La primera parte es el anuncio del advenimiento de un Mesías: hacerse Dios entre los hombres. La segunda narra las vicisitudes de Cristo hasta su Pasión, muerte y resurrección (de la que proviene el famoso fragmento del “Aleluya”).
La tercera es doxológica, es decir, una alabanza a Dios que, a pesar de tener textos sobre el Juicio Final, presenta sin embargo la esperanza de la humanidad en su Resurrección.
“No es un final apocalíptico a pesar de que hay un aria terrible (The trumpet shall sound). No es cataclístico sino que es esperanzador”, comenta el director.
El Mesías se ejecutó por vez primera en 1742 en Dublín. Cuando Händel la compuso a sus 56 años, se encontraba el autor en uno de sus periodos más tranquilos y alegres. Muchas veces se le encontró, como el mismo Händel decía, “transportado más allá de la tierra”.
Una carrera musical
Cuando niño, el maestro Correa escuchó este oratorio y soñó con alguna vez dirigir el Aleluya. Cuando apenas tenía 10 años ya había hecho su primer concierto. La obra que lo convirtió en director fue precisamente El Mesías, que hasta ahora ha dirigido completo 127 veces.
Ha montado además 38 obras sinfónico-corales. El maestro vuelve a estar en familia, en este concierto: “Es como volver a mi hábitat natural, donde están mis dos criaturas musicales: la mayor, el Estudio Polifónico, y la menor, la Orquesta Filarmónica”, comenta él.
En mayo de 1974 dirigió la primera versión del oratorio de Händel, el cual ha sido interpretado ininterrumpidamente cada año en nuestra ciudad. Solo el año pasado no se presentó, un bache en 43 años.
A sus 75 años, Alberto Correa piensa en la muerte, ese lugar para “centrarse a la armonía absoluta y total de Dios... Eso es para mí lo que espero cuando Él me llame. El intérprete tiene que llenarse de Dios para el oyente”.
El escritor y filósofo rumano Emile Ciorán dijo: “Si alguien debe todo a Bach es sin duda Dios”.
El Mesías también camina en esas pulsiones místicas más allá de la religión y en armonías que superan el universo de la música.