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Mientras lee esta nota seguro va a devolverse unos cuantos años de su vida. Específicamente a ese momento al comienzo del año en el que empacaba en su morral los útiles nuevos, esa emoción al estrenar y empezar de nuevo en el colegio o escuela.
¿Se acuerda de esa caja de colores gigante o los de doble punta que no le pudieron comprar? Quizá a su memoria llegan esos cuadernos argollados cuya pasta simulaba un blue jean que quería tener pero no tuvo y en cambio escribió en esos de pasta café con hojas amarilla y que forraba con plástico o con papel contact.
En todas las generaciones de estudiantes se encuentran esos objetos del deseo que en más de una ocasión originaron un dolor de cabeza a los padres que compraban lo que podían.
La profesora de inglés Mónica Arcos Hoyos recuerda que al principio del año, décadas atrás, era común ver a muchos estudiantes con lo básico, “pero ellos no le daban trascendencia al tema y uno como docente buscaba estrategias para que no fuera tan traumático. Por ejemplo, si no traía el libro porque no lo podía comprar uno formaba grupos, los ponía a trabajar en parejas pero sin hacer énfasis en esa carencia”.
Al preguntar en las páginas de Facebook de El Colombiano y la de la sección de cultura: MutisTendencias, sobre esos útiles aspiracionales para muchos, la caja de colores gigante fue la más recordada. Esa que tenía el dorado y el plateado era el sueño de Gloria Medina, Elizabeth Arenas, Eliana Manjarres, Diana Zuleta y otros más como Diana Patricia Jaimes que la quería de 96 colores. La mayoría no la pudo tener y algunos en su edad adulta calmaron el antojo, ahora que está tan de moda pintar.
Los cuadernos no se quedaron atrás. La transición del cuaderno cosido o grapado al argollado es toda una anécdota. Después comenzaron a salir los de la carátula con las modelos, los equipos de fútbol o la caricatura del momento. Mónica Muñoz recuerda que quería que le compraran los que traían calcomanías pero le tocaba conformarse con los publicitarios que le daban a sus padres.
De esas épocas a hoy hay una gran diferencia como asegura la profesora de inglés, “Ahora noto con mis alumnos que no trasciende tanto como antes como cuando yo estudiaba que los profesores lo ponían a uno a escribir en rojo los títulos, hacerle margen a los cuadernos y hasta marcar las hojas. Los estudiantes ya han demarcado qué es importante para ellos y la mayoría quiere pasar el año así tengan que escribir en una libreta. No faltará el exigente con los útiles pero no es tan común como antes”, concluye.
En lo que están de acuerdo la mayoría de personas que dieron su opinión, es que así no tuvieran el corrector de cinta, los lapiceros con escarcha, el bolígrafo de dos minas, los morrales de rueditas, los marcadores de vinilo, la pasta limpiatipos, los cuadernos cinco materias o los lapicero micropunta, la época de estudiante es inolvidable.
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