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Concierto Número 4 para Piano en Sol mayor, así se llama la obra que tocará esta noche el pianista Christian Leotta, uno de los 5 conciertos para piano que compuso Ludwig van Beethoven, el genio musical que vivió dos siglos atrás, que dirigió y compuso obras que aún tocan las orquestas y los solistas, justo porque su legado es de los más importantes entre la historia de la música.
“Pa pa pa pam”, el sonido onomatopéyico de la quinta sinfonía del compositor que nació en Bonn (Alemania), es tal vez el más recordado del compositor, incluso por quienes desconocen la música del también pianista.
Christian Leotta cuenta por qué para él Beethoven es probablemente el compositor más universal de la historia de la música:
“Beethoven se dirige a todos. Su mensaje es tan universal que se puede tocar en China, en Australia, en Canadá, y también para los pescadores de los pueblitos brasileños... Todos lloran y sucede solo con Beethoven. Estoy de acuerdo con Claudio Arrau, gran pianista chileno, sobre el hecho de que los grandes compositores son los cuatro máximos: Bach, Mozart, Beethoven y Schubert, que son los gigantes de la historia de la música”.
De todos ellos, para el pianista italiano, Beethoven es el más absoluto porque, según él, es directo y claro, a diferencia de los demás, que para comprenderlos, opina Leotta, hay que tener una cultura superior, conocimiento musical y acostumbrarse a los sonidos clásicos.
“Con Beethoven no es necesario. Por ejemplo la música oficial de la Unión Europea es el Himno a la alegría, de este compositor, el íncipit (el inicio de la obra) de la Sinfonía N° 5 lo conocen hasta las piedras, y Beethoven es el autor más reconocido del mundo, el más vendido y el más seguido. Esas son pruebas de lo que estoy diciendo”.
La admiración del pianista por el compositor es tal que cree ha sido un compañero de vida formidable, pues ha tocado el ciclo de las sonatas 21 veces en los cinco continentes.
Usted es italiano, siciliano; ¿Cómo relaciona a Beethoven con los compositores clásicos y románticos alemanes que usted toca, con el contexto italiano?
“La música de Beethoven como la de Mozart o Haydn, los denominados ´Vermeer Classic’, seguramente deben muchísimo a la inmensa tradición musical italiana de 1.500, 1.600 y 1.700. Entonces, Corelli, Vivaldi y, aún más adelante, Palestrina, eran los grandiosos maestros. Incluso Mozart vino a estudiar en Italia y ese viaje que hizo fue con el padre fue legendario, en él recibió una inspiración inmensa para su obra.
La música alemana debe mucho a la extraordinaria, y antecedente, tradición italiana: entre 1.550 y 1.700 Italia era el centro del mundo cultural y el centro de toda Europa. Todo pasaba en Italia. Después la atención se movió a Viena y en Alemania y todo pasaba allá, pero antes de eso las capitales europeas de la cultura eran todas italianas.
Por supuesto, ser italiano ayuda mucho a entender desde dónde Beethoven trajo sus influencias musicales. Es seguramente una gran ventaja. La esencia melódica cantada de Beethoven viene del canto italiano, desde la belleza de la línea melódica que es una característica principalmente italiana, que después fue desarrollada en 1.800 con la obra pero ya existía antes. Todos sabemos lo melódicos que eran Vivaldi y Corelli y, aún más adelante, los grandes madrigalistas”.
Ha estudiado filosofía y literatura; ¿Cómo conjuga estos conocimientos con la música? ¿Cómo puede manejar el tiempo?
“No es solo la filosofía y la literatura con la música, hay que poner en relación todo, cualquier conocimiento y cualquier sabiduría, pero sobre todo cualquier experiencia humana, entonces la ’forma mentis’ (forma de la mente) sirve para comprender y estudiar en profundidad esa música, como la de Beethoven, Schubert y Mozart, que es tan profunda... Tiene un mensaje tan complejo como tan maravilloso que hay que tratar de comprender lo que más se pueda desde adentro, desde lo que el compositor entendía. Tanto Beethoven, Mozart, como Kant, Hegel o Schiller, me daban el mismo gusto. Cuando leía La Crítica de la razón pura, de Kant, me la gozaba en la misma medida en la que leía a Beethoven. Eran circuitos diferentes pero era también una sinfonía de emociones y pensamientos extraordinaria. Seguramente esto ayudó a acercarme a estas mentes tan asombrosas.
Y el tiempo... El tiempo es relativo. ¿Qué se entiende como tiempo libre?
Cuando hay conciertos y giras, el tiempo que hay, todo, se dedica completamente al estudio y al ensayo porque se pierde una infinidad de tiempo en viajar y moverse, entonces lo que sobra tiene que utilizarse absolutamente para concentrarse y ensayar. Cuando no estoy de gira y estoy en mi casa en la fase de preparación hay una manera más relajada de manejar el tiempo, siempre considerando que no se puede estar 4 o 5 días sin tocar. Hay que estudiar cada día, hay que ensayar cada día. De igual modo necesito tocar para mi vida. No es una obligación, no es un trabajo. Es también un trabajo pero, sobre todo, no se puede hacer este trabajo si no se ama locamente. Es una pasión que arde, una pasión fuertísima”.
¿Había estado en Suramérica antes, en Colombia? ¿Cómo ha sido para usted trabajar con orquestas latinas, si lo ha hecho, o cuáles son sus expectativas al hacerlo?
“En Suramérica y Centroamérica hice más de 23 giras. Me fui por todos lados. Me faltan unos países todavía, más hacia México y la Patagonia, y los demás los conocí todos: unos de ellos hasta 5, 6 o 7 veces. Es una zona del mundo que conozco bastante bien y adoro. Me siento en casa en Suramérica. La manera de ser es tan parecida a la de Italia y sobre todo a la del Sur de Italia. Saben que soy siciliano. También Sicilia fue una colonia española, entre las varias colonizaciones que tuvimos. Es que hemos tenidos colonizaciones de todos, árabes, fenicios, otomanes, griegos, y todos dejaron huellas significativas pero la última fue la de España, que es la huella más actual. Entonces cuando estoy en este continente encuentro muchas semejanzas, no solo arquitectónicamente si no en las maneras de actuar de la gente y es maravilloso.
En Suramérica toqué con varias orquestas pero, sin duda, la experiencia más significativa fue el ciclo de los 5 conciertos para pianoforte y orquesta de la Fantasia Coral que interpreté con la Filarmónica de Jalisco en Guadalajara, en México, después de haber interpretado las 32 sonadas, siempre en Guadalajara.
Fue una experiencia extraordinaria que nunca olvidaré. Ahora estoy viajando desde Lima, llegando a Colombia después de 17 años. Colombia fue la sede de uno de mis primeros conciertos en Suramérica, hacia parte de una gira por Venezuela y México. Indudablemente encontraré el país muy diferente.
Tengo muchas expectativas hacia la Orquesta Filarmónica de Medellín, sé que es muy buena. Hay un director que es buenísimo y una sala para concierto estrepitosa. De hecho estoy muy contento de verdad de tener la posibilidad de tocar en este concierto en Medellín.