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Kinetoscopio: 25 años de reflexión cinematográfica
La revista da espacio a escritores nacionales e internacionales que, con sus artículos, enseñan al lector sobre el séptimo arte.
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Andrés Murillo lleva cinco años como director de la revista Kinetoscopio. La 109 (foto) es la edición con la que celebran los 25 años de reflexión cinematográfica. FOTO manuel saldarriaga
23 de abril de 2015
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El kinetoscopio fue la máquina precursora de lo que después sería el proyector cinematográfico.
Pero también es el artefacto que le dio su nombre a la revista que ahora cumple 25 años reflexionando acerca del mundo del cine.
Un día de febrero de 1990 salió en Medellín la primera edición de Kinetoscopio, que por ese entonces era un folleto que luego de pasar por varias transformaciones llegó a las 109 ediciones.
“De la mano de Luis Alberto Álvarez, Paul Bardwell y César Montoya, entre otros, se conformó el grupo fundador del cineclub que fue la semilla para iniciar la revista. Todo por la necesidad que había de darles a los amantes del séptimo arte un mayor contacto con el mundo cinematográfico”, explica el director actual de la revista, Andrés Murillo.
Las ganas de tener un medio de comunicación especializado que permitiera la crítica de películas, las reseñas y hablar sobre la actualidad del cine así como de los festivales más allá de Hollywood, fueron los temas que le dieron vida a Kinetoscopio.
Mantiene su estilo y visión editorial. Profundidad en los textos así como en sus reflexiones sobre filmes, directores y actores son su marca.
“Teniendo en cuenta lo que Luis Alberto decía, de que los artículos fueran textos pedagógicos que ayudaran a los iniciados en el cine a tener un horizonte de conocimientos más amplio. Además, que la revista se convirtiera en un texto de consulta en las bibliotecas para investigadores, lo que ha permitido que Kinetoscopio siga vigente”, agrega Murillo.
Otro de los grandes componentes de la revista es el apoyo incondicional para el cine colombiano.
Y aunque en su niñez se enfrentó a una época en la que la producción cinematográfica colombiana era muy escasa, siempre ha tenido espacio para los realizadores de este país y los nuevos escritores que tienen madera y se atreven a escribir sobre cine y donde se han formado críticos de la talla de Pedro Adrián Zuluaga, entre otros.
“Dentro de los logros de Kinetoscopio está el hecho de sobrevivir en una era digital, una tarea en la que quiero destacar la voluntad del Colombo Americano. Otro de los triunfos es haber trascendido y estar en este momento en las ciudades grandes del país y con algunas suscripciones en Estados Unidos y Europa.
No somos una revista para cinéfilos consagrados. Al contrario, somos una publicación donde conversamos sobre cine y enseñamos conceptos que formen el ojo crítico del espectador”.
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