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Los objetos pueden convertirse en compañeros entrañables de los humanos, en amigos incluso. Por eso, en algunos casos, nos cuesta separarnos de ellos.
El Teatro Matacandelas pone en escena el monólogo Perspectivas ulteriores, basado en un texto del alemán Franz Xaver Kroetz, que ya habían presentado en 1992.
“En medio de su estrecho apartamento, sola, bajo los constantes altibajos de sus recuerdos e inútiles decisiones y en medio de prolongadas y significativas pausas aprovechadas por los únicos trinos de su amigo el canario Rudy, la señora Ruhsam va desmantelando y empacando paulatinamente los objetos y enseres que la acompañaron durante los últimos cuarenta años, tendrá que enfrentarse a su última noche, después de tanto tiempo de estadía en aquel lugar que junto con todo el edificio será demolido”.
Este es un fragmento de la presentación de aquel montaje de hace 25 años, escrita por Jaiver Jurado, el director de escena de entonces, en compañía de María Isabel García.
En esa ocasión, la actuación estuvo a cargo de Gloria Inés Villamizar. Ahora, cuando esta actriz y el director están fuera del Matacandelas, renació el fervor por esta obra.
“En una conversación del año pasado entre los integrantes del grupo y algunos amigos mencionaban que este, sin ese montaje en su repertorio, estaba cojo”, revela Margarita Betancur, quien protagoniza esta puesta en escena.
A los “matacandeleros” les quedó dando vueltas en la cabeza la inquietud. Tal vez por dos razones que da el director del presente montaje, Diego Sánchez: “porque nos gusta y porque es de esas obras que ayudan a entender un poco más la condición humana”.
Margarita dice que no vio esa producción de los años noventa y no había tenido acercamiento alguno a ese texto del alemán, hasta que los integrantes del grupo pensaron que ella sería la indicada para protagonizar el monólogo.
Leyó la dramaturgia, una versión libre de Jaiver Jurado y Cristóbal Peláez a partir de la traducción, para aquel viejo montaje, hecha por la médica alemana Leni Oberndorfer. Dramaturgia que recientemente fue sometida a revisión por el mismo Cristóbal, quien le hizo algunos cambios.
Margarita leyó, a manera de complemento, algunas obras literarias que hablan de la relación casi mágica que tenemos con los objetos, como La vida instrucciones de uso, del francés Georges Perec, que refiere en detalle lo que hay en varias habitaciones y El vaso de agua, del también francés Francis Ponge, en la que habla en forma poética de las cosas:“los diamantes tienen una hermosa limpidez, ¿cómo nombrar la limpidez del agua de mi vaso?”.
“Observando a mujeres hermosas de mi alrededor construí el personaje”, dice Margarita.
Entre este montaje y el anterior, asegura Diego, todo cambia, aunque la idea, por supuesto, se mantiene”.