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Aunque la relación no sea nueva, el mundo de las letras y la música viven un momento de encuentro, que las editoriales aprovechan. En el caso colombiano, lo están haciendo tanto editando los libros de y sobre artistas internacionales, como producciones con cantautores nacionales.
Una relación que inició con la literatura y la poesía como elementos inspiradores de canciones, para luego convertirse en un camino de doble vía, como fue el caso de Patti Smith, llamada La madrina del punk, quien introdujo en este género musical el feminismo, con letras inspiradas en la poesía francesa del siglo XIX, para luego escribir textos encasillados dentro de la denominada poesía beat.
Cómo no nombrar a Jim Morrison, el cantante de la banda The Doors, que solía interrumpir sus conciertos para recitar sus poesías, sin olvidar a Lou Reed, quien es licenciado en letras, y una de sus grandes obras es The Raven, inspirada y dedicada en el poema narrativo del mismo nombre, El cuervo, de Edgar Allan Poe.
Mientras que Bob Dylan gana el Premio Nobel de Literatura, Nick Cave dicta conferencias en facultades de letras y literatura o en academias de poesía, hablando de la esencia de una verdadera canción de amor, tras encontrar en la escritura poética la mejor manera de luchar contra la depresión que le causó la muerte de su padre. Su libro Y el asno vio al ángel, fue considerada una de las mejores novelas publicadas en 1989.
El dolor por la partida del canadiense Leonard Cohen se sintió tanto en el mundo de la literatura, como en la poesía y en la música. Por algo, sin discusión, él hace parte del Salón de la Fama del Rock and Roll y a la vez fue ganador del Premio Príncipe de Asturias de las Letras.
En Iberoamérica no se queda atrás, y Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat son una muestra clara de cómo su música es una fuerte influencia de sus poetas favoritos, y a la vez, han tomado el riesgo de escribir su propia poesía.