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Melchor de Turkestán, Baltazar del África Ardiente y Gaspar del Lejano Oriente, los reyes magos, se llevaron la sorpresa de que había un cuarto rey mago: Artabán, con quien se encuentran en el desierto.
Es la historia del Teatro Oficina Central de los Sueños para esta temporada, titulada Tras la estrella de Belén. Un abuelo narra a los nietos esta historia y estos la van viendo en la imaginación, en tanto que los espectadores, en la teatralización del colectivo artístico.
Antes de salir, Melchor estaba en su palacio, con sus bailarinas y esclavos, con el dilema de saber cuál era la señal divina que avisaría el nacimiento del Mesías.
Su astrólogo se esforzaba en manejar aparatos de aquel lejano tiempo, pero no hallaba signo alguno en el mar, la tierra o el cielo. Hasta que un sabio dio la idea: ¿Por qué no provocar la señal?
Fue así como decidieron liberar a los esclavos de la guerra anterior y, entonces sí, apareció la señal: la estrella que los guiaría.
Ahora surgía otro dilema: ¿cuál sería el regalo adecuado para un personaje de tal categoría?
¡Piedras preciosas!, decían unos. ¡Especias!, los otros. Más bien deberían llevarle mirra, un delicado perfume para ungir el cuerpo del recién nacido. Y esto le pareció bien al rey Melchor.
Mientras tanto, el rey Gaspar esperó que su grupo de alquimistas lograra hacer oro con la aleación de distintos metales, hasta que, por fin, lo consiguieron y dejaron listo el regalo para el Mesías.
En la tienda del rey Baltazar, el más belicoso de los tres, en el desierto, rodeado de esclavas, tenía guardadas bolsas de incienso, su regalo para el Mesías, porque era costumbre alabar a los dioses —en distintas regiones de Oriente, como China y la India— con el humo de estas resinas aromáticas.
Apareció el cuarto
Los reyes, siguiendo la estrella, se encontraron en el desierto y decidieron seguir en compañía. Una noche, vieron una caravana imponente y quisieron enterarse quién era el personaje importante que en ella viajaba.
Se encontraron con el cuarto rey mago, Artabán y su séquito y fueron amables con él. Sin embargo, no sospechaban que se trataba de un bandido acompañado de sus secuaces, con la intención de robarles los regalos.
En fin, la trama de esta historia continúa, por supuesto, llena de suspenso, en la cual también aparecen los personajes del pesebre, y tiene un desenlace inesperado.
Jaiver Jurado, dramaturgo y director de escena, cuenta que este montaje se presenta en el Teatro Pablo Tobón Uribe el 8, 9 y 10 de diciembre.
Y con temática navideña, la Oficina Central de los Sueños también tiene un Recital de Villancicos, para los días de la novena, y el programa Varieté, con teatro, títeres y música, en el que recrean las celebraciones de distintas partes del mundo: México, Estados Unidos, Argentina, España. De este, tienen una función hoy en su sede, situada en Girardot, entre La Playa y el Parque del Periodista, a las 8:00 p.m.
“Desde que fundamos la Oficina montamos temas navideños. Nos gusta hacerlo. Son historias muy teatralizables y se mantiene esta tradición alegre”.