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En las fiestas de Tambogrande, el pueblo del cuento El Zarco de Tomás Carrasquilla, “se levantan las toldas de comestibles y bebestibles”. Allí el autor mencionaba, además de las cazuelas, el mondongo y el chorizo, a la empanada: “Ya hinchan el éter sereno de esas noches de verano los efluvios provocativos de la empanada”.
De este pequeño alimento amarillo que enamora el paladar de más de uno, hay poemas, escritos y dichos populares. Para Adriana Ortiz, magíster en Lingüistica de la Universidad de Antioquia, los alimentos, la religión y en general la cultura de una población se pueden rastrear por sus refranes.
“Estas expresiones reflejan la vida, las relaciones y lo que se piensa del otro. En Antioquia los dichos usan bastante la comida”.
En esta región las empanadas se hacen con maíz y papa. Las hay en todos los tamaños, pero las de iglesia son tradición. Todas tienen papa, otras añaden carne. Las hay más audaces, con arroz, champiñones, jamón, piña y con la masa de colores. Estas se comerán en la XVIII fiesta nacional de la empanada, en San Antonio de Pereira, que celebra hasta el lunes festivo.
¿Se le mide a la empanada? Siga el consejo de Amparo Cardona de Tabares, quien completó 52 años haciéndolas: la clave está en la mano, “ese es el secreto de una empanada crocante”.