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Tanta gente había en el Jardín Botánico el domingo, que en una foto desde arriba las personas se veían como puntos de colores entre los árboles verdes. El último día de la Fiesta del Libro no cabía un libro más. Ni un lector.
Juan Hincapié, librero de los Libros de Juan, lo resumió: “Este día final ha sido muy movido. El balance es excelente. A pesar de los dos días menos por la visita del Papa, la fiesta ha estado superior a los años anteriores, tanto en afluencia del público como en compra”.
Aunque el librero estaba sorprendido por los jóvenes. Mucha gente joven, dijo, más que otros años. Y eso emociona.
Para el director de la Fiesta, Diego Aristizábal, el resultado fue positivo por varias razones, entre ellas el número de visitantes. Si bien al cierre de esta edición no había un consolidado, Aristizábal aseguró que ya habían superado la meta propuesta, que era 400.000 visitantes, la mayoría de ellos en estos últimos días, pues al miércoles pasado la cifra rondaba las 175.000 visitas.
A las 6:00 de la tarde, mirando tanta gente de aquí para allá, pensaban que iban a sumar más de 500.000 personas.
Ese número sería histórico, comentó el director, y demostraría que “Antioquia y Medellín están viviendo un proceso de formación de lectores”. Uno de los objetivos de este evento era que las personas vieran el libro como un protagonista, y eso se vio, según cuenta Aristizábal, en cada recorrido por el Jardín Botánico.
Para sonreír, ver a tantos escuchando las conversaciones, los conciertos y las lecturas.
Para Martín Evelson, editor de Libros del Zorro Rojo, y uno de los invitados, era la primera vez: “Para mí, entrar al Botánico fue entender cabalmente la fuerza de la palabra fiesta. Yo voy a muchas ferias del libro, pero en esta hay un trabajo marcado que incluye al lector y la construcción que va a ser el lector de la próxima generación. Me hizo acordar de la frase de Cicerón: si tienes un jardín y una librería, tienes todo lo que necesitas. Así es la Fiesta”.
Todo esto es para Diego Aristizábal el resultado de un proceso que se ha hecho durante estos 11 años, en los que el libro y la lectura han sido protagonistas y el mensaje que cada una de las ediciones ha querido dar, ha llegado hasta el público.
El director cree que finalmente la gente se apropió de la zona norte de la ciudad, que es sinónimo de ese espacio para encontrarse con los libros, para hacer una fiesta. Habrá que esperar un año para repetirlo. Mientras tanto, que el tiempo pase leyendo .