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Ser breve. Encontrar las palabras precisas. Esa es una de las labores más complejas en la escritura. Es algo con lo que lidian los poetas, moldean su lenguaje con constancia y con una consciencia cada vez más amplia.
Esther Fleisacher partió de allí, de la poesía, y quizá por ese motivo expande situaciones que se construyen con pocas palabras y logra que la imaginación cree un universo completo usando solamente unas cuantas páginas como herramienta.
Decir mucho con poco, esa es una de las bondades de la autora, que permite que el tiempo sea un aliado cuando se imagina una historia. No se afana por establecer de antemano la estructura o los personajes, Fleisacher las fabrica con delicadeza y con el tiempo que cada historia demande, “casi como un trabajo de filigrana”, expresa.
Donde se estrellan los pájaros es su más reciente libro de cuentos. De hecho, son los más largos que ha creado en su trasegar como escritora. Son historias que en su mayoría ilustran luchas de mujeres, aunque esa nunca fue una pretensión adrede, solo resultó ser así. Es una obra dividida en tres partes.
Imágenes vivas
La primera parte del libro se armó a partir de anécdotas, pero también de imágenes que se le quedaron alguna vez en la cabeza. Una de ellas fue la de un perro que andaba únicamente con tres patas. Ese encuentro fugaz con el animal inspiró una historia y “fue como si una primera frase llamara a la que sigue y a la siguiente. Así se va armando una historia”, dijo, aunque el perro no fue el eje del cuento.
En esta sección del libro hay personajes estructurados, interacciones y temáticas como la religión, que la autora aborda desde un punto de vista privilegiado. Creció en la tradición judía, pero a su alrededor estaba inmersa en una cultura colombiana muy distinta. Eso le permite ahora distanciarse y entrar y salir fácilmente para narrar ambos puntos.
Los contrastes de Medellín
Vivir en la capital antioqueña, con sus luces y sombras, implica también ser parte de un montón de historias que están marcadas por la lucha y donde no siempre está tan delimitado ese borde entre la bondad y la maldad.
“La ciudad la hemos sufrido todos, la vivimos todos”, cuenta ella, quien ha pasado gran parte de su vida en Medellín. Hay historias donde lo inverosímil toma su escenario, pero como ya estamos familiarizados, hasta lo más absurdo no nos parece tan irreal.
Gestos hurtados
Ese es el nombre que Fleisacher le dio a un libro de cuentos que publicó en 2015 con el apoyo de la Universidad Eafit. Así se llama también la última sección de sus cuentos.
“Los gestos hurtados son instantes que hacen una apertura de algo. Hay un flash, algo se abre y te muestra una cosa que no esperabas en una situación cotidiana”, dice la autora vallecaucana.
Un trasteo, por ejemplo, abre la puerta al recuerdo de una vida que no fue. Una quemadura en la cocina transporta a su protagonista a una interacción con sus antepasados. Los relatos fugaces retratan instantes en los que la mente se aventura a tocar las puertas cerradas.
Donde se estrellan los pájaros demuestra que mucho no es más y que saber contar es lo elemental para hacer humana cualquier historia.