viernes
7 y 9
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Caminas entre los estantes de libros. Son tantos, y aún así te asomas. Caminas otro poco y hay más. Muchos. Tomas alguno, lo volteas para leer la reseña que trae atrás, lo regresas a la mesa. No sabes. En una feria del libro como la de Bogotá, que va hasta el 29 de abril, todo es tan grande.
De primeros están los más vendidos (Origen, de Dan Brown, por ejemplo), los de los Nobel de Literatura (todavía Cinco esquinas, la más reciente novela de Mario Vargas Llosa, o La llamada de la tribu, su libro de ensayos de este año) o uno que otro clásico (un Cien años de Soledad de García Márquez, por ejemplo también).
Son tantos, que buscar sin un título definido es perderse en un laberinto. No quieres terminar con el más vendido, porque no siempre se lo merece. A veces sí, pero muchas veces no.
Llegar a una obra, en una feria o en una librería, no es fácil. No a una bien escrita, con un relato desafiante. Ojalá hubiese un librero al lado, piensas. Uno que te diga que mires ese que no está de primero ni en una lista, que puede que esté en ninguna parte y haya que ir a rebuscarlo y, sin embargo, ojalá estuviera, ojalá lo descubrieran muchos.
Entonces llamamos a estos seis libreros reconocidos (dos de Bogotá, cuatro de Medellín) y les preguntamos por esos libros que parecen escondidos, que no se ven, que habría que reinvindicar, encontrárselos alguna vez y leerlos. De esos que solo saben los libreros. Y estos son, según ellos.
Caminas entre los estantes de libros. Son tantos, y aún así te asomas. Caminas otro poco y hay más. Muchos. Tomas alguno, lo volteas para leer la reseña que trae atrás, lo regresas a la mesa. No sabes. En una feria del libro como la de Bogotá, que va hasta el 29 de abril, todo es tan grande.
De primeros están los más vendidos (Origen, de Dan Brown, por ejemplo), los de los Nobel de Literatura (todavía Cinco esquinas, la más reciente novela de Mario Vargas Llosa, o La llamada de la tribu, su libro de ensayos de este año) o uno que otro clásico (un Cien años de Soledad de García Márquez, por ejemplo también).
Son tantos, que buscar sin un título definido es perderse en un laberinto. No quieres terminar con el más vendido, porque no siempre se lo merece. A veces sí, pero muchas veces no.
Llegar a una obra, en una feria o en una librería, no es fácil. No a una bien escrita, con un relato desafiante. Ojalá hubiese un librero al lado, piensas. Uno que te diga que mires ese que no está de primero ni en una lista, que puede que esté en ninguna parte y haya que ir a rebuscarlo y, sin embargo, ojalá estuviera, ojalá lo descubrieran muchos.
Entonces llamas a estos seis libreros reconocidos (dos de Bogotá, cuatro de Medellín) y les preguntas por esos libros que parecen escondidos, que no se ven, que habría que reinvindicar, encontrárselos alguna vez y leerlos. De esos que solo saben los libreros. Y estos son, según ellos. n