viernes
7 y 9
7 y 9
Mario Vargas Llosa está en la Feria del Libro de Bogotá. Una vez más. En esta ocasión vino a presentar su más reciente libro, La llamada de la Tribu, un ensayo en el que explica su cambio de pensamiento, de por qué en su juventud era comunista y ahora se considera liberal. Una autobiografía, así la definen desde la editorial, de su vida política.
La rueda de prensa que dio el Nobel de Literatura peruano se realizó en la biblioteca del Gimnasio Moderno. Se aprovechó la presencia del escritor para inaugurar su reestructuración. A propósito de las bibliotecas, Vargas Llosa dijo que estas no son solo centros para estudiar, sino para gozar. No hay un instrumento, siguió él, que impulse más a vivir otros mundos, que los libros.
Luego conversó de La llamada de la Tribu, lo explicó y definió: “Es un ensayo que está sostenido por siete pensadores liberales, no son los únicos, son los que a mí me marcaron más, me dejaron una influencia más profunda y me ayudaron a salir de una incertidumbre intelectual y política”.
Estas fueron algunas de las ideas que el Nobel compartió, entre políticas y literarias:
“Mi esperanza es que la literatura sobreviva a la competencia de las pantallas y siga siendo lo que ha sido en el pasado: la fuente principal para el cultivo de la sensibilidad y el gran cultivo de la imaginación. La gran pregunta es si va a sobrevivir el libro y lo va a reemplazar la imagen, la pantalla. Lo que es importante es saber que la respuesta depende enteramente de nosotros. No hay una ley que vaya a decir si las pantallas van a acabar con los libros o si los libros van a sobrevivir. Es una elección nuestra que depende de lo que creamos vaya a ser el futuro de la sociedad. ¿Queremos una sociedad en la que las pantallas hayan derrocado a los libros? Yo no la quiero y no la quiero no solo por mi profesión, sino porque estoy convencido de que las pantallas aunque producen un extraordinario entretenimiento, no son capaces de dejar un efecto, una consecuencia tan permanente como la que dejan los libros. No tengo el menor prejucio contra las pantallas, me gusta el cine, soy un observador de series, así que me gustaría muchísimo que ambas coexistieran”.
“Existe entre los liberales muchas discrepancias y por eso el liberalismo no es una ideología. Hay un puñado de valores que son un común denominador entre los liberales, pero en ese mar, que es muy amplio, la diversidad de puntos de vista se permiten. El liberalismo no cree que hay respuestas para todo, admite la posibilidad del error, por lo tanto que los adversarios pudieran tener razón. Por eso el liberalismo defiende la tolerancia. El liberalismo sabe que la verdad puede ser verdad en un momento determinado de la historia y luego pueden suceder hechos o descubrirse cosas que rectifique esa verdad y la transformen en algo muy distinto”.
“El liberalismo piensa que es una gran injusticia que haya puntos de partida divergentes, que una persona, por razones de nacimiento, tenga un privilegio que le garantice la vida y el éxito y que a otros, que no tienen esos privilegios, la vida los lleve al fracaso, a la derrota”.
“Como he escrito en periódicos, he hecho un esfuerzo para que las cuestiones profundas filosóficas, políticas, literarias se tradujeran a un lenguaje que fuera accesible a las personas que no son especialistas, sí medianamente educadas, con un interés. Yo creo que esa característica es muy importante en nuestro tiempo en que la especialización ha llevado a que quienes no son especialistas se vean expulsados de buena parte del conocimiento por cómo se expresan los mensajes, que no buscan la claridad sino la oscuridad, como si ella fuera una garantía de profundidad, y no es verdad. La oscuridad no es sinónimo de claridad”
“Las llamadas posverdades de nuestra época son las mentiras”.