viernes
7 y 9
7 y 9
Diez años de la muerte de Ryszard Kapuściński se cumplen el próximo 23 de enero. Después de un decenio el escritor, poeta y fotógrafo polaco aún es llamado el más grande reportero del mundo y su mejor cronista.
En el periodismo Kapuściński es referencia, es maestro, es guía para aquellos que a su manera buscan tener la profesión que era llamada por él como particularmente exigente, la de periodista.
Por ello, aún 10 años después, a Kapuściński se vuelve, para releerlo y encontrar en sus frases la pasión de un oficio que está en continuo cambio.
Él, por ejemplo, cuenta el escritor Memo Ánjel, “empezó a saltarse” la llamada objetividad en el periodismo, según Memo, porque hay momentos en los que el periodista no puede ser objetivo y toma partido por el más débil, por el que es perseguido. Y eso lo hizo el escritor polaco, lo evidenció en Ébano, uno de sus textos más conocidos.
“Kapuściński se hacía muchas preguntas, rompió la línea que había entre el periodismo y la literatura, se pasó a la crítica y se volvió un filósofo de la condición humana”, cuenta el profesor.
Según Ánjel, y eso lo recuerda de Kapuściński, el periodista no debe estar solo dando noticias, debe, como hizo el polaco y como mencionaba George Orwell, narrar lo que la gente no quiere ver “cuando hace grandes crónicas”, por ejemplo.
Para llegar a ello hay que volver al periodismo clásico, uno que Kapuściński ya reclamaba antes de morir, en el que el periodista se hace preguntas, camina y siente, como dice Memo, lo que está sintiendo el otro.