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Un nombre, Lo pequeño es ejemplar; tres días, miércoles, jueves y viernes, y 26 editoriales en el hall del Museo de Arte Moderno de Medellín. Es la primera vez que las editoriales independientes se juntan para sumar sus libros en una feria.
Gloria Melo, de la librería Al pie de la letra, organizadora de la actividad junto al museo, estaba conversando con uno de sus clientes sobre el trabajo que hacen estas editoriales que se atreven, dice ella, a publicar libros que las grandes ya no tienen en cuenta, a promover autores nuevos y a hacer libros objetos muy bonitos, pero que en las librerías, entre tantos volúmenes, se pierden a veces.
“La gente no alcanza a ver qué están sacando y en esta feria los va a conocer y seguro luego vendrán a preguntar por sus libros”, comenta la librera.
La propuesta encantó a 26 editoriales, no solo de Medellín, sino también de Bogotá, que hacen el esfuerzo de venir, en tanto la propuesta incluye el espacio y la idea, y lo demás corre por su cuenta.
Para Lucía Donadío, editora de Sílaba, es una experiencia nueva, distinta, para resaltar el trabajo que hacen. “Sí es cierto que los libros de las editoriales independientes están un poco relegados, no son los que más suenan y tampoco tenemos el aparataje publicitario que tienen las grandes”.
¿Qué son?
Editoriales independientes significa que no dependen de una institución o un grupo económico o político, explica John Naranjo, director de Rey Naranjo. “El ítem principal es la financiación. Es completamente autónoma y el ejercicio económico está basado en la venta al público o en recursos propios”. Así el editor busca descubrir o crear títulos que cree son importantes para un público específico y un ejercicio económico favorable.
No son editoriales grandes, aunque algunas han crecido mucho y han ido ganando reconocimiento nacional e internacional. La mayoría se caracteriza porque además de darles el espacio a autores que no tendrían una oportunidad en una editorial grande, también tienen un cuidado especial por el libro como objeto.
Igual caben temas que no se venden tanto, como la poesía, o autores que apenas empiezan y no se sabe si les va a ir bien o no en las lecturas. Escritores que aún no cumplen el canon comercial.
Lucía indica que una característica es el amor por los libros. “Editamos con el corazón, con una pasión muy grande, que va muchas veces por encima del rendimiento económico. Uno se engancha con los buenos libros, con los proyectos. La relación con los autores es de camaradería”.
John precisa la importancia de tener un catálogo sólido para presentarlo al público. Ello les da supervivencia en el tiempo. “La gran lección para un joven editor es que un libro no hace una editorial”. El ejercicio tiene varios factores como la fortaleza local, la gestión, la consolidación e, incluso, la presencia internacional.
El director de Rey Naranjo añade que hay un término importante, la bibliodiversidad. Porque no todo tiene que ser igual y en el mundo de los libros caben muchos. Ser distinto es válido y en la literatura, así como en otros géneros, hay un espectro muy amplio.
Las independientes van ganando sus lectores, esos que ya los reconocen con una mirada rápida y que las saben ubicar en las librerías. Igual autores que solo quieren publicar con ellos. Después de seis años de ejercicio editorial, en Rey Naranjo han aprendido que sí hay lectores para sus libros, sí hay un mercado en Colombia y a nivel global.
De todas maneras, ganar más conocidos siempre es para las editoriales independientes un placer. Lo pequeño es ejemplar las junta para encontrarse con esos que quieren lee.r mucho más