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Un Premio Grammy Latino, en la categoría Mejor Álbum Instrumental, le dio a la Orquesta Filarmónica de Bogotá (OFB), en 2008, el respaldo para posicionarse como una de las mejores de la región andina. Ese ha sido hasta ahora uno de sus mayores hitos, porque el principal es una labor que han adelantado desde su nacimiento, democratizar y diversificar la música sinfónica.
La OFB, por ejemplo, abonó el terreno en el país, junto con la banda Kraken, cuando realizaron en 2006 Kraken Filarmónico. Fue la primera unión de ese tipo en Colombia y, desde eso, otras orquestas y artistas han buscado llevar los sonidos instrumentales a más públicos de esa manera.
Aunque el trabajo de la orquesta está concentrado en la capital del país y sus localidades, la celebración de sus 50 años trasciende esas fronteras; de hecho, la OFB estará en Medellín el 23 de febrero para unirse a un aniversario importante en la ciudad, el del Teatro Metropolitano, que llega a sus 30 años. Por eso hablamos con Sandra Meluk, directora de la OFB.
Entre sus objetivos cuando asumió el cargo de directora de la Orquesta estaba determinar la línea artística, ¿cómo ha avanzado eso?
“Creo que hemos hecho un cambio muy importante, con el apoyo fundamental del comité artístico de la Orquesta y del director asistente, Leonardo Marulanda, para ampliar y renovar el grupo de artistas que venían en las orquestas como los directores y los solistas, y así tener un reto artístico nuevo para la OFB. Actualmente estamos articulados con el proyecto de ciudad que tiene la alcaldía Peñalosa, que busca transformar Bogotá a través de la cultura”.
Cada proyecto cultural tiene su dificultad y su virtud, y usted ha liderado varios en su carrera, ¿cuál ha sido esa virtud y esa dificultad que se encontró en la OFB?
“Empiezo por la virtud que es más fácil. Encuentro un grupo de 98 músicos profesionales, maravillosos, motivados y que quieren a su orquesta y que, también, la ciudad los quiere. Creo que eso es la base de cualquier trabajo. Asimismo encuentro un personal administrativo comprometido con el crecimiento de la Orquesta y así es más fácil trabajar, porque se cuenta con un equipo comprometido y eficiente.
En cuanto a las dificultades, pienso más bien que se trata de un reto, pues vengo del sector privado y he tenido que aprender a hacer la gestión cultural en el sector público”.
¿Qué le hubiera gustado que la orquesta alcanzara en estos 50 años, que no haya logrado?
“Me gusta decir que la orquesta ‘apenas tiene 50 años’. Ha sido un trabajo importante de labores ininterrumpidas donde se han hecho muchas cosas, por ejemplo, estrenos de obras de jóvenes compositores, diversos conciertos en fusión y, además, fue de las primeras en hacer grandes ciclos de grandes compositores como Bruckner y Mahler. Yo creo que la OFB ha hecho muy bien su tarea con la ciudad”.
¿Reconocen los bogotanos y los colombianos la OFB como una institución cultural del país con esta trayectoria tan amplia?
“Claro, para mí ha sido una bonita sorpresa. Personalmente tengo una relación directa con la OFB porque me formé como músico y desde niña he asistido a los conciertos, pero ahora que estoy en este cargo y recorro con la Orquesta las 20 localidades, puedo ver el afecto que le tiene la ciudad y eso es un reconocimiento muy importante que motiva el trabajo de quienes estamos en esta institución”.
¿Cómo atraer públicos hacia la música?
“Nosotros no hablamos de atraer público, sino de construir una comunidad. Por cada músico de la OFB y de las Orquestas Juveniles hay una familia, que son una comunidad en constate crecimiento. Por esto, creemos y queremos que más personas tengan la posibilidad de permearse del valor de la música, de la práctica musical o de lo que significa asistir a un concierto.
Además, hacemos trabajamos con las localidades, recorremos la ciudad haciendo presencia en espacios convencionales y no convencionales pero, lo más importante, llevamos una gran calidad artística. Eso es lo que queremos demostrar, la calidad artística de la OFB, que estoy segura toca el corazón de todos los colombianos” .
Además de la orquesta, hay toda una red (las orquestas juveniles, los coros) que busca un mismo camino de formación, de promoción, ¿cómo se ha fortalecido esa red durante su administración?
“La OFB cuenta con cinco Orquestas Juveniles: la Orquesta Filarmónica Juvenil, con 40 integrantes; la Banda Filarmónica Juvenil, con 27 participantes; la Orquesta Filarmónica Juvenil de Cámara, con 20 integrantes, la Orquesta Prejuvenil, con 90; y el Coro Filarmónico Juvenil, con 40. Conformadas por muchachos entre 18 y 26 años que pasan por un proceso de selección. Actualmente tenemos un comité artístico que apoya toda la gestión y hemos cambiado algunos de los requisitos de ingreso y de permanencia en la orquesta, con el fin de ofrecer calidad en una buena práctica profesional remunerada. Es nuestra responsabilidad con los procesos de formación que los jóvenes estudien y se instruyan.
Asimismo, tenemos nuestro Proyecto de Formación, que, en convenio con la Secretaría de Educación, se desarrolla en 31 colegios de 18
localidades de la ciudad. Con el apoyo de las alcaldías locales, tenemos centros orquestales en siete localidades y un programa piloto en tres hospitales de Bogotá.
Esta es una iniciativa transversal de ciudad, que trabaja en sinergia con el Plan Distrital de Desarrollo de la alcaldía Peñalosa, en el pilar de generar mejores oportunidades y habilidades a los ciudadanos, en aras de alcanzar su felicidad”.
Los jóvenes estudiantes de las facultades del país están buscando irse y encontrar oportunidades de formación en otros países, en otras orquestas. ¿Qué se debe hacer para que entre sus metas esté quedarse en las orquestas colombianas?
“Creo que nos hemos vuelto, incluso en la OFB, un espacio muy importante de vinculación laboral. Hay jóvenes de otras ciudades y artistas formadores que vienen de todo país. Para el proyecto de formación tenemos aproximadamente 370 artistas formadores que han salido de las distintas facultades de música del país. Hay más de 200 muchachos que están en las Orquestas Juveniles que son músicos finalizando su formación profesional o recién egresados; pero continuamente la OFB ha sido un lugar de aspiraciones para los jóvenes que estudian música en Colombia por muchas razones, sobre todo por su calidad artística y por la voluntad que ha tenido desde su creación como proyecto social.
¿Se debe mezclar la experiencia de la música clásica con otras experiencias?, por ejemplo artísticas, teatrales, literarias....
“Siempre es interesante buscar nuevas experiencias. Hacer música con grupos populares, música para cine, participar en iniciativas de danza y ópera. Todas son experiencias enriquecedoras”.
¿Qué le ha dado a Colombia la OFB?
“Pienso que permanecer 50 años en actividades ininterrumpidas, con el apoyo de la ciudad y en este momento, con el respaldo decidido de la alcaldía. Además, nos hemos convertido en un espacio de formación en el que los jóvenes profesionales del país tienen la oportunidad de ingresar a una orquesta de gran nivel artístico.
Asimismo, la OFB ha acogido a grandes músicos de todo el territorio colombiano.