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Definir y clasificar a LosPetitFellas sería un error, además de una tarea difícil: sus verbos fluyen en hip hop, hay toques de jazz, blues y soul con ese saxofón seductor que parece hablar por sí mismo, pero se alejan de lo conocido y esa es la mejor parte. Se presentarán en Medellín este fin de semana en Selina como parte de Séptimo, junto a Oh’laville.
Tienen sofisticación y calle, y han llevado sus letras a niveles más profundos, tanto así que su más reciente producción discográfica Formas de Perderse o I.D.E.A.S. (2017) recibió críticas mezcladas.
“Hubo muchos comentarios sobre que el disco estaba un poco frito, difícil de entender, que era muy oscuro y entiendo a esa gente”, dice Nicolai Fella, el vocalista y letrista del grupo.
Pero él le atribuye esa dificultad de comprensión a que son letras cuyo significado va mutando con el tiempo, “esas palabras que están puestas ahí se resignifican todos los días y si algo aprendí con este disco es que uno no escribe sobre el pasado, sino sobre el futuro y las palabras cuando se hacen carne se vuelven muy pesadas o te construyen un prólogo o hacen de guillotina”.
Formas de Perderse fue su “obra de arte” y a esa pieza la dotaron de un Marco, un nombre que sirvió de manera ambigüa para darle una cara a la persona que vivía entre las letras del disco. Era la persona que habitaba cada situación. Sobre él no dicen mucho ahora, solo que sigue vivo y que será su obra la que dictará para dónde va.
Ese 2018...
Fue un año “frito” para los seis Fellas, quienes después de haber lanzado Historias Mínimas (2015) y de buscar darse a conocer de a poco en la escena local capitalina, en noviembre escucharon su nombre entre los nominados a Mejor Nuevo Artista en la entrega número 19 de los Latin Grammys.
“La nominación es un reconocimiento a la lucha que se ha dado con la música, que es la damos nosotros, pero que básicamente es de todos los que tenemos una banda independiente todos los días”, cuenta Nicolai.
Al verse allí, tan lejos de casa, con su proyecto independiente reafirman que les queda perfecta esa palabra que tanto han defendido: resistencia. Cuando apenas empezaban, Nicolai se repetía “resiste, resiste, que en algún momento esto va a pasar, va a cambiar o alguna luz habrá de prenderse”, y así fue. Seguidores y bandas se han apropiado de esa resistencia, un poco como ellos, que cada vez parecen hallar más formas de encontrarse que de perderse y que dejan fluir su música como si se tratara de meditadas piezas de arte.