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Fidel, Fernando y Alberto. Cano Gutiérrez, Gómez Martínez y Lleras Camargo. El Espectador, El Colombiano y Semana. Tres personajes y tres medios que representan en Colombia el ejercicio responsable de una prensa libre orientada al único fin de exaltar y defender los valores de la democracia.
Una labor que no ha estado exenta de dificultades y que cada uno de ellos experimentó en carne propia en el desarrollo de su oficio y su pasión: el periodismo.
Persecuciones, cierres, censuras, presiones de todo tipo. Obstáculos ante los cuales estos hombres nunca dieron su brazo a torcer y siempre antepusieron los intereses del bien común, incluso por encima de su propia tranquilidad.
Tres nombres que desde el jueves recorren la ciudad de sur a norte y de oriente a occidente, y de los que más de 700 mil personas podrán conocer parte de sus pensamientos resumido en las frases que harán parte de la adecuación interna de varios vagones del Metro de Medellín en desarrollo de su programa institucional el Tren de la Cultura.
Además, así como ya ruedan varios vagones que en su parte exterior están decorados con la firma de personajes como Fernando Botero, Tomás Carrasquilla o Porfirio Barba Jacob, el Metro asignó nuevos vagones que tendrán también en su estructura externa las firmas de los fundadores de El Espectador y Semana, y del director emérito de El Colombiano.
“Cada uno al personificar un estilo, una pasión y unos ideales políticos, contribuyó en la consolidación de empresas periodísticas, abanderadas, a su manera, del derecho a la información y de la libre circulación de las ideas plurales y diversas”, señala el gerente del Metro de Medellín, Ramiro Márquez Ramírez, al presentar esta nueva iniciativa de la estrategia de responsabilidad social de la empresa.
“Un espíritu libre”. Así califica Ana María Cano a su bisabuelo, Fidel Cano Gutiérrez, y de quien seguramente también heredó esa pasión por el periodismo.
Añade que para él era una vocación el sentirse responsable de la sociedad, fue un testigo de su época y tenía el compromiso de salvaguardar siempre la independencia de la voz del periódico frente a las presiones.
Como un “santo laico” recuerda Ana María que era definido don Fidel por parte de su familia. Con un espíritu “que no era para nada dogmático y sentía a los demás seres humanos como sus hermanos”.
A su turno, Juan Gómez Martínez señaló que una de las enseñanzas más claras que dejó en el periodismo su padre, Fernando Gómez Martínez, fue el respeto siempre de la democracia.
Nunca dudó en defender las instituciones cuando estuvieron amenazadas, así en su momento estuvieran encarnadas en personas opuestas a su orientación ideológica. O rechazar los hechos de quienes, compartiendo su pensamiento político, actuaban en contra del bienestar común. “Debemos pensar primero en Colombia”. Con esa frase resumía- dice su hijo Juan Gómez- su pensamiento y proceder como periodista y hombre público.
ANÁLISIS
Carlos Alberto Giraldo
Asesor Dirección El Colombiano (apartes de su charla académica: El periodismo: vocación, democracia y libertad)
El legado de tres heraldos
Los medios deben entender sus nuevas obligaciones y compromisos con los lectores, en el contexto de una nutrida competencia y sobreoferta de información, pero también conscientes de la diversidad de los fenómenos y actores que hoy componen la realidad. Y deben estar dispuestos a tolerar ese inevitable cruce de posiciones, de lecturas, de críticas, de expresiones en torno a los acontecimientos diarios, en todas las escalas y direcciones: locales, regionales, nacionales e internacionales. Si no fecundan, no estimulan, no provocan, no alientan esa tolerancia, muy seguramente estarán condenados a que los demás protagonistas de la vida social los vean como portaestandartes de cierta unanimidad impensable hoy.
Sin perder las líneas esenciales de aquella identidad y pensamiento (ideológicos, políticos, religiosos, sociales y económicos, forjados por periódicos y revistas centenarios o cuasi centenarios como los que dirigieron Cano, Lleras y Gómez), los medios están retados a entender que si en sus páginas no caben informaciones y opiniones que contrasten y enriquezcan la opinión pública, entonces deberán aceptar el inevitable encogimiento de sus audiencias y pagar el precio de sus cerrazones, porque la libertad de elección reinante hoy, en términos editoriales, de opinión e informativos, llevará a que los lectores, deseosos de ampliar sus marcos de comprensión de la realidad, se vayan a otras tribunas y escenarios donde encuentren que es posible, y cierto, el debate amplio y diverso de los asuntos cotidianos.
Fue en esa dirección que agotaron sus existencias aquellos tres periodistas y ciudadanos ejemplares que fueron Cano Gutiérrez, Lleras Camargo y Gómez Martínez. De ahí la energía y el misterio de la duración de sus ideas. Las que nos constatan esa suma perfecta de vocación, libertad y democracia que es el periodismo, el periodismo ejercido por maestros honrados como lo fueron ellos.