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En marzo pasado y mientras se desplazaba con sus esquís tirando de su trineo a través de 42 puntos de control, el expedicionario español Antonio de La Rosa completaba la más exigente de las carreras de aventura que haya protagonizado: la Lapland Extreme Challenge, en la fría Finlandia.
Con temperaturas bajo cero y pocas horas de luz, como lo escribió en su bitácora de carrera, este aventurero de 49 años ganó el desafío humano más extremo. Para lograrlo necesitó 27 días, 9 horas y 30 minutos y un poco más de mil kilómetros de trazado entre nieve.
De La Rosa fue, justamente, uno de los primeros corredores en probar 7Cerros Medellín, la competencia de corte urbano y rural que este año llegará a la edición 11, pues se dejó de realizar en dos ocasiones, desde cuando se le dio vida en 2006.
No hay comparación entre la exigencia de Lapland Extreme y 7Cerros, entre otras cosas porque la primera se realiza en forma individual y utilizando aparejos ideales para soportar la pesadez de la nieve, como trineos, esquís, bastones, ropa térmica, botas con crampones, entre otros.
La segunda, porque parte de su desafío es superar distintos climas, entre calurosos y paramunos, contraste normal de la topografía antioqueña, y con la ayuda de implementos como brújulas, bicicletas, kayaks y cuerdas, entre los más comunes.
“Me sorprende los paisajes hermosos, el verdor de la ciudad, los sitios campesinos, la cantidad de lugares ideales para la aventura”, contó el español en su primera participación en 7Cerros, en 2007, de la que salió ganador. La experiencia medellinense la repitió en 2008.
En entrevista para EL COLOMBIANO, once años atrás, aseguró que nunca había participado en una carrera semejante con tantas pruebas a la vez. “Esto es lo que la hace distinta y única, porque combina dificultad con otras sensaciones que fortalecen el espíritu”.
De La Rosa no volvió pues sus retos, como el de Finlandia este año, fueron subiendo de nivel. Sin embargo, dejó huella y enseñanzas para quienes corrieron a su lado.
Cerros continuó su trasegar. Y en 2018 probará de qué están hechos otros desafiantes, que retarán la dureza y obstáculos de un recorrido de entre 60 y 250 kilómetros, disfrutando no solo de la puesta a prueba del cuerpo sino de la naturaleza viva de las elevaciones tutelares de Medellín.
Y no solo eso, porque como lo advierte Andrés Felipe López, jefe de Eventos de Ciudad, “esta vez queremos llevar 7Cerros a los distintos corregimientos, que los deportistas disfruten de una verdadera aventura urbana y rural pues, al fin y al cabo, esa es la esencia de esta competencia, que es única en el país y de Latinoamérica”.
Y en efecto, porque incluye disciplinas no convencionales y tiene como base la modalidad de la orientación. Igual la idea es, como señala Daniel Palacios, director del Inder, promocionar la topografía de Medellín y brindar medios para la recreación, en este caso de la mano de la aventura.
“En noviembre es nuestra oferta fuerte en materia de eventos institucionales, como Gamers, Carros de Rodillos y los 25 años del Inder. Y claro, 7Cerros tiene un espacio preponderante porque se lo ha ganado a través de los años”, manifiesta Palacios.
Y mientras se cuentan los días para el inicio de la carrera, deportistas de élite, aficionados o simplemente novatos, se preparan para dar lo mejor.
Todos saben de la exigencia y también de la maravillosa experiencia que tendrán que recorrer en tres días, caminando, trotando, navegando o rodando en cicla por las siete montañas emblemáticas y los cinco corregimientos de la ciudad. Un reto del que todos saldrán vencedores.