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Con “Dios en el corazón”, Alexis volvió a empezar

El exarquero uruguayo le contó a EL COLOMBIANO sobre su presente y el camino de superación y compromiso social que recorre. Será entrenador.

  • Alexis Viera, como arquero y ahora en su nuevo rol como imagen de la Copa Bon Bon Bum. Se enamoró de Colombia y desea aportar. FOTO CORTESÍA
    Alexis Viera, como arquero y ahora en su nuevo rol como imagen de la Copa Bon Bon Bum. Se enamoró de Colombia y desea aportar. FOTO CORTESÍA
20 de septiembre de 2017
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Por Wilson Díaz Sánchez

“Con Dios en el corazón” el exarquero uruguayo Alexis Viera rehace su vida y lucha por más metas.

Comparte con su familia, trabaja en labores de educación con niños y adultos, estudia para ser entrenador y dice que después de haber dejado la silla de ruedas, en diciembre próximo espera caminar sin muletas.

Hace dos años, en Cali, fue víctima de un atraco y tras ser herido a bala perdió la movilidad de sus piernas. Este episodio lo hizo un hombre más reflexivo y ejemplar, al punto de que en días pasados visitó por segunda vez en la cárcel a su agresor. “Quiero ayudarle a salir adelante, a encontrar esas oportunidades que nunca tuvo”, dice este hombre de 38 años que brilló en el América.

¿Qué lo motivó a vincularse a esta labor con niños?

“Poder ser imagen de esta Copa (la Bon Bon Bum), tan prestigiosa, es un honor. Hoy estoy enfocado en la educación y formación de los niños, pero más que todo del ser humano. Orientarlos como personas, mostrarles ejemplos de vida. Les digo que el jugador pasa y la persona perdura, y que lo importante es luchar para ser mejor cada día como hijo, como amigo, como estudiante, como papá, ser mejor en todo. Esto lleva a tener principios y valores como el respeto, la disciplina...”.

¿Siente que hay vacíos en nuestros jugadores?

“Totalmente. Esto que me pasó a mí no solo me hizo pensar diferente, sino que yo fui futbolista y conozco el medio. Mucho jugador de fútbol se confunde porque empieza a ganar plata y fama muy temprano, y toma decisiones equivocadas, como creerse más importante que el de abajo. Llega a primera división y pierde el respeto, pero cuando se acaba todo ese color y ese mundo sufre mucho por la ausencia de aplausos, de egos, de estar siempre en las primeras páginas de los diarios”.

¿Esa era su percepción antes de su percance?

“No es de ahora. Incluso, todo eso me estaba motivando a retirarme del fútbol. Había situaciones, no solo en los vestuarios, que son muy jodidas. Además del egoísmo y el orgullo que invade al deportista, la forma como se maneja este deporte me estaba aburriendo. Luego de lo que me pasó, hoy valoro más la vida, lo que hice, disfruto cada segundo, inclusive cuando no movía mis piernas. Esta experiencia y los 22 años como profesional se juntan para ofrecer una información fundamental para mis anteriores colegas, para que empiecen a poner los pies sobre la tierra, así van a crecer más como deportistas y como personas”.

¿Quisiera ocupar otro rol en el balompié?

“Ya no puedo jugar, pero sí ser entrenador. Estoy haciendo el curso a distancia de la Asociación Argentina que es reconocido en el mundo. Me quedan entre seis y ocho meses para terminar. Es una carrera que me seduce, aparte de que uno como arquero ve el fútbol de otra manera. Hay muchos exarqueros que son técnicos exitosos. Me he puesto metas, seré técnico cuando deje las muletas, no pienso dirigir con ellas, ya quedó atrás la silla de ruedas”.

¿Cómo pasan sus días en el proceso de recuperación?

“Tengo un hogar unido, comparto más tiempo con mi esposa (Andrea), veo crecer y educo a mis hijos (Victoria y Gonzalo), juego con ellos, gracias a Dios no todo es malo. A veces la vida te golpea duro y ahí uno identifica lo importante, como la familia. También estoy enfocado en el trabajo, debo hacerlo para sobrevivir. Tengo un club deportivo en Cali, con cuatro sedes, con casi 300 niños. Dicto conferencias en empresas, como Terpel y otras, viajo mucho. Esas experiencias me han hecho crecer, cuando uno es mejor persona rinde en casa, en el trabajo y en lo espiritual. Y poder transmitirlo y compartirlas es una bendición”.

¿Cuál es su gran sueño?

“Quiero volver a caminar normal, seguir disfrutando de la familia y enfocarme en los demás. Hacer obras sociales, aportar, usar la herramienta del fútbol y llegar a las comunas más pobres de Colombia con programas para alejar a los niños de la droga, la calle y la violencia; ofrecerles educación y formarlos para que su herramienta no sea un cuchillo ni un revólver, sino un diploma. Sé que lo voy a lograr”.

¿Cómo logró perdonar a su agresor?

“Con Dios en el corazón, cuando esto sucede todo es más fácil. Yo me desperté sin odio, sin rencores. Ya fui por segunda vez a la cárcel a ayudar a esa persona y seguiré yendo para ayudarle. Depende de él recuperarse, ser como nosotros, ganarse la plata honradamente como lo hace la mayoría de gente. Él quiere mejorar, tiene 21 años, un niño de 24 meses y una familia espectacular. Quiere salir adelante” n

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