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Con Bryan Rovira, Nacional completará 21 retornos de jugadores en los últimos ocho años.
Entre esa cantidad se destacan regresos como los de Macnelly Torres que tuvo tres períodos en el cuadro verde: un primer semestre en 2011, luego entre 2012 y 2013 y finalmente un último ciclo entre 2015 y 2018. Y en su caso con una particularidad: cada período fue más exitoso que al anterior.
Inevitable hacer mención a la vuelta de Alex Mejía, quien se marchó por seis meses en 2015 para regresar y ser pieza fundamental en el título de la Copa Libertadores.
Y definitivamente algunos capítulos, como los de Víctor Ibarbo y Luis Carlos Ruiz, por citar dos ejemplos, recuerdan que apelar a viejos conocidos puede arrojar resultados particularmente frustrantes.
En el caso de Rovira, los 92 partidos que acumuló tras su salida de Nacional en 2016, en Envigado (37) y Bucaramanga (55) lo ayudaron a afianzar sus características de juego y unos recursos profesionales sin los cuales habría compartido el destino de al menos 22 canteranos que debutaron en los últimos años con el cuadro verde y salieron del equipo para nunca más volver.
“Nacional es un reto en el que uno siempre va a quedar en deuda. Por eso la tentación que queda en quienes vestimos esta camiseta de volver y hacerlo mejor que la vez pasada. En mi caso tuve el honor de ser campeón en los dos ciclos que estuve, aunque la segunda estuvo plagada de lesiones. Aún así, la exigencia de la institución siempre te inclina a volver. Ojalá en algún momento pueda llegar a aportar desde la parte técnica”, expresa Jairo “el Viejo” Patiño, recordado por su paso en 2007 y luego entre 2009 y 2011, semestre en el que fue vital para la estrella once..
“Ojalá, quienes tengan esa segunda oportunidad para 2019 en el equipo logren explotar su potencial”, agrega.