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“No quiero hablar más del tema Dayro-Lucumí”, fue la respuesta de Hernán Darío Herrera ante la séptima pregunta consecutiva de la prensa en la atención a medios ayer en la sede de Guarne.
El técnico selló el asunto contando que seguramente el grupo recibirá esta semana la visita de Dayro para despedirse del jugador con quien, ratificó, tuvo siempre un correcto trato y percibió buenas relaciones con los compañeros.
Y ahí cerró el capítulo. Algo que parece sano porque la competencia no dará espera y entrar a los ocho es una tarea imperativa para el bienestar deportivo y administrativo del cuadro antioqueño.
Hoy Nacional visita, en el Alberto Grisales, a Rionegro Águilas, un rival que por primera vez en más de seis años llega por encima en la tabla de posiciones.
“Nosotros ya estamos metidos en lo futbolístico y estamos enfocados en Águilas, que es un equipo que juega muy bien y será un rival difícil. Con el profe (Jorge Luis Bernal) vienen haciendo un trabajo interesante”, elogió el estratega verde al oponente, ante el que arrancará una racha de cinco partidos en territorio antioqueño (Junior, Caldas y Equidad de local, y Leones de visitante), algo que debería suponer una ayuda para lograr la decimotercera clasificación consecutiva a finales.
Salvo en el segundo semestre de 2012, la novena casilla que ocupa Nacional actualmente en la tabla es la segunda peor posición que ocupa el cuadro verde en los últimos siete años a la altura de la fecha 14. En aquella ocasión ocupaba la casilla 13 y finalizaría el semestre en el puesto 12.
De ahí la necesidad de los jugadores de reaccionar con la urgencia debida ante el campanazo que recibieron en la jornada pasada.
“Tenemos que volver a los ocho, es una obligación y, aunque enfrentamos a Rionegro que marcha arriba en la tabla y jugando muy bien, debemos empezar a sumar y mostrar solidez en esta última parte del todos contra todos”, expresó Daniel Bocanegra.
El lateral aseguró que a pesar de la cadena de inconvenientes que han tenido a lo largo de este año, el grupo sigue estando fuerte y no ha perdido el rumbo de lo que quiere conseguir.
Tras el guiño que recibió Herrera del presidente Juan David Pérez, parece definitivo que el antioqueño podrá cumplir su sueño de dirigir al elenco verdolaga en la final de la Copa Águila.
“Esperamos salir de tantas situaciones adversas y quedar campeones de Copa y meternos a disputar finales. Esos son mis objetivos con este grupo”, dijo el estratega.
Esa posibilidad de disputar un nuevo título, esta vez ante el Once Caldas, es un oasis de motivación en medio de la escasez de certezas.
“Debemos darle vuelta a la página, pensar en lo que queremos (...) Tenemos esta final de Copa, estamos orgullosos por estar ahí. Esta es una institución acostumbrada a jugar finales y estamos preparándonos para cuando llegue la primera final”, dijo Aldo Ramírez.
Pero la final de Copa tendrá que esperar una semana más. Lo inmediato es saltar nuevamente al campo en busca de un triunfo por Liga que no consigue desde hace 18 días cuando derrotó en el último minuto 3-2 a Chicó.
Pero está bien que no pierdan de vista los objetivos en el terreno de juego. Así disminuye el ruido alrededor.