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Tres años diferentes: 1989, 2004 y 2016. Igual número de técnicos: Francisco Maturana, Luis Fernando Montoya y Reinaldo Rueda. Pero solo dos equipos: Nacional (2) y Once Caldas, con un mismo logro: campeones de Copa Libertadores.
El verde abrió el camino gracias a una filosofía. “Para uno triunfar debe haber conocimiento y nosotros lo teníamos, pero también contábamos con talento y trabajo, además de un respaldo dirigencial y apoyo de la afición. Todo esto se fortaleció a través de las sinergías del grupo”. En esto, según Maturana, se basó el éxito en el 89.
Fundamental fue tener claro cómo querían buscar ese logro. “Fue el resultado del trabajo en equipo, en el cual cada uno entendió su rol, cuerpo técnico, jugadores, directivos, periodistas y aficionados”, señala Pacho.
Para el primer campeón, no se puede hacer un comparativo con lo sucedido ahora “porque no estoy dentro del Nacional y desde afuera las cosas se analizan muy diferente”.
En el caso de Luis Fernando Montoya, las cosas no fueron tan fáciles. “Se hicieron asequibles en el camino, porque tenía un equipo que no era muy dotado técnicamente, pero los jugadores tenían el deseo de salir adelante”.
Ser el segundo equipo colombiano en ganar una Copa Libertadores se debió a dos factores: “primero, que le dimos participación a jugadores, directivos, prensa y aficionados; y la más importante, a los jugadores se les hizo ver sus grandes virtudes y la oportunidad de lograr algo tan grande. Eso fue fundamental”.
En lo deportivo, “sacaron a relucir su capacidad de líderes jugadores como Samuel Vanegas, Édgar Cataño, Elkin Soto, Arnulfo Valentierra, Sergio Galván, Jorge Agudelo y Herly Alcázar, quienes fueron el gran soporte”.
Hacer comparativos con lo de ahora “no se puede. Son épocas diferentes. En lo económico, no había tanta plata y en lo deportivo ya hay jugadores con mucho roce internacional”.
Reinaldo Rueda invitó al grupo para conseguir esta meta y basó la victoria “en el orden y el carácter que tuvo el equipo, para que se pudiera lograr el objetivo”.
Aprovechó la experiencia de muchos de sus jugadores y las ganas de otros por sobresalir. “La clave que marcó la diferencia en la cancha para que ganáramos la Copa fue la generación de juego por el centro, pero lo vital, el acompañamiento en todos los aspectos y que muchas personas estuvieron pendientes de que este proyecto se llevara a cabo y se pudiera cumplir con los objetivos trazados”.
Para Reinaldo, el máximo objetivo se cumplió: “poder jugar el Mundial de Clubes” .