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La bandera de Colombia sigue ondeando en la Vuelta a España. Esteban Chaves defendió ayer “la roja” y se mantiene campante como el mejor de la caravana. Pedalea orgulloso con su incesante sonrisa que aún disimula y encubre los daños de una caída que pudo costarle la vida.
Chaves rentabilizó la apuesta de su jefe Neil Stephens, quien creyó en él tras su gravísima lesión en 2013. Y es que Chavito, como es conocido este bogotano, recaló en el Orica el año pasado después de una temporada en blanco y herido. Era una incógnita.
Sin embargo, Stephens siguió “de cerca” sus victorias en el Tour del Porvenir en 2011 y en las Lagunas de Neila de la Vuelta a Burgos en 2012. “Cuando estaba lesionado hablaba con él y veía a un chaval que merecía la pena, cada día que pasas a su lado te das cuenta de que hay que apostar por su futuro”, aseguró su director.
En febrero de 2013, en el transcurso del Trofeo Laigueglia, Chaves volvió a nacer. Esa caída brutal en Italia la recordó ayer, luego de defender su camiseta de líder, la que viste desde el domingo.
“Estuve a punto de perder la movilidad del brazo derecho y al día de hoy no la he recuperado del todo; fue muy dura la recuperación, pero las secuelas no me impiden competir bien en bicicleta. Solo sé que todo aquello me hizo mucho más fuerte. Aunque es la primera vez que corro como líder de una gran vuelta, estoy algo nervioso pero formo parte de un gran equipo, con corredores de mucha experiencia que me dan tranquilidad”, precisó.
El escarabajo Chaves aventaja en la clasificación general al holandés Tom Dumoulin (Team Giant) por cinco segundos y al irlandés Nicolas Roche (Sky) por 15, luego de la disputa de la cuarta etapa en la que arribó décimo con el mismo tiempo que el vencedor, el local Alejandro Valverde (Movistar).