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En medio de la marea humana que se agolpó ayer en cada costado del ascenso a El Escobero, más de un aficionado describió a Miguel Ángel Rubiano (Coldeportes Claro) y a Juan Pablo Suárez (EPM-Tigo) como súper humanos.
Un apodo bien ganado para los dos ciclistas, quienes en la etapa reina del Clásico RCN, que partió de Santa Fe de Antioquia y luego de siete premios de montaña terminó en el municipio de La Ceja, tuvieron el premio a su osadía.
Era tanta la transpiración de ambos en las rampas que alcanzaban el 18% de desnivel de la dura cuesta envigadeña, que de sus cuerpos brotaba agua como si fuera de una canilla abierta.
El esfuerzo no fue en vano, ya que tuvieron la suficiente gasolina en sus piernas para luchar por el triunfo de la fracción, el cual, ante el asedio del pelotón, quedó en poder del antioqueño Suárez, quien tuvo un festejo mayor porque su líder, el español Óscar Sevilla, arribó segundo y logró ampliar su ventaja en el primer lugar de la segunda carrera de prestigio de Colombia.
El bogotano Rubiano no se quedó con las manos vacías. Entró tercero, pero pasó a comandar los premios de montaña, con 50 puntos.
“Desde el inicio, sabíamos que teníamos que dejar la piel sobre el asfalto, y eso fue lo que sucedió. Estoy muy contento con esta victoria y con el liderato de Óscar, quien me ayudó mucho en los metros finales. Esa es la clave de este equipo, la unión, como una familia”, dijo Suárez, venerado en la meta por compañeros y espectadores como si se tratase de un verdadero héroe. Un hombre de otro planeta.