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“Es tanta la felicidad que no la puedo explicar con palabras, solo se siente en el corazón”.
Así se expresa Darwin Atapuma, el colombiano al que se le han visto caer lágrimas de dolor en plena carretera y quien, pese a las adversidades, ha tenido la fortaleza para superarlas, tanto que ahora causa admiración al estar, por cuarto día consecutivo, de líder de Vuelta a España.
En el Tour de Francia de 2014, tuvo una caída en la séptima etapa que le ocasionó fractura del fémur izquierdo.
Luego, cuando empezó a rodar en enero de 2015 por su natal Túquerres, dos hombres quisieron robarle la bicicleta, y aunque no lo lograron en el forcejeo, el rutero sufrió heridas de cuchillo en su mano izquierda.
Se recuperó y se alistó para tomar la partida en el Giro de Italia, donde recibió, el día de la primera etapa, una triste noticia: la muerte de su madre Betsabé Hurtado. No quiso retirarse de la carrera, al afirmar que le quería rendir tributo al ser que le dio la vida y su motor para no desfallecer en el deporte.
Un año después, el semblante de Atapuma es distinto. Ayer parecía una estrella de cine posando ante cámaras y siendo aclamado por cientos de espectadores colombianos.
Ante la embestida de los demás rivales, El Puma, como es apodado, también saca sus garras para defenderse de los ataques. En la disputa de la séptima jornada, de 158.5 km entre Maceda y Puebla de Sanabria, donde triunfó el belga Jonas van Genechten, el criollo protegió su camiseta roja de líder. Comanda por 24 segundos sobre Alejandro Valverde, 32 ante Chris Froome y 38 frente a Nairo Quintana y Esteban Chaves.
Hoy, en la octava etapa, de Villalpando a la cumbre de primera categoría en La Camperona, tras 181,5 km, Darwin tendrá el primer gran examen en la competencia, en la que pase lo que pase seguirá sonriendo tras hallar el camino del éxito. Con pedalazos sigue homenajeando al ángel que tiene en el cielo: su mamá .