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Muchos terminan sin alientos, con las piernas y brazos encalambrados tras la crudeza del recorrido. Tocar la cama puede ser un alivio, pero no tanto como la sensación de alegría y orgullo cuando coronan la cima, hacia la cual parecen ascendiendo al cielo.
Por algo se denomina Reto El Escobero, certamen del Clásico de ciclismo EL COLOMBIANO y que abrirá la etapa rutera este domingo en el parque principal de Envigado.
Dos ediciones se han realizado de la prueba de 10.5 kilómetros de subida, con un desnivel promedio del 10 por ciento y rampas que alcanzan el 18%. Tres deportistas que ya lo han encarado rememoran lo que ha sido su participación en este desafío.
Además de ellos, se esperan este fin de semana cerca de 300 deportistas en el certamen, que tuvo como primer campeón, en élite, a Arley Montoya (GW), quien hizo un tiempo de 34.34 minutos; el año pasado, en esta misma categoría, Wálter Perlaza (GW) registró 38.11.
Las inscripciones para el Reto, en el que competirán hombres y mujeres élite y aficionados mayores de 15 años, continúan hoy en las instalaciones de EL COLOMBIANO desde las 8:00 de la mañana.
JOSÉ GIRALDO, FORTALECIDO PARA ENCARAR EL DESAFÍO
“En 2017 estaba enfermo y era mejor no tomar riesgos, por eso me privé de no estar esa vez en el Reto El Escobero, ya que es una subida dura, de cuidado. La primera nunca se olvida. En 2016 quedé de 16°, con un tiempo de 54.25 minutos. Me sentí muy satisfecho porque subir en bicicleta a ese importante puerto de Colombia no es fácil, de hecho muy pocos lo hacen. Con atreverse a ascenderlo es ya para aplaudir, porque sus curvas son temerosas, lo dejan a uno casi que sin oxígeno, muchos hasta se bajan de la bicicleta y quienes no lo terminan hasta sienten frustración. De hecho, por su porcentaje de inclinación, los ciclistas profesionales le guardan respeto. Llegar a meta es un descanso, y más cuando se mejora el tiempo. Cronometrar unos 50 minutos es mi objetivo”.
JUAN FRAGOZO COMPRÓ BICI PARA CORRER EL RETO
“Me produjo tanto sufrimiento ascender a El Escobero, que terminé hasta con dolores en la espalda. De hecho, luego de hacer ese recorrido de 10.5 km subiendo, en 2016, y no de manera oficial porque no me inscribí a tiempo, los dedos de las manos, de tanto frenar, terminaron encalambrados. Tengo 63 años, y me da miedo las bajadas; una caída a 60 o 70 kilómetros por hora es letal. Me causó mucho entusiasmo enfrentar con otras personas este desafío, y por eso el año pasado fui uno de los primeros en inscribirme. Tenía muchas ganas de rebajar las dos horas que me demoré subiendo la primera vez, pero me dio mucha rabia porque, a mitad de recorrido, se me pinchó la llanta trasera y me tuve que devolver para mi casa a pie. A raíz de eso compré una bici mejor, casi de dos millones de pesos, con la que sé que ahora podré llegar a la meta. En el ciclismo se sufre, es un masoquismo que gusta, es una pasión; por eso uno aplaude que realicen eventos como estos”.
RESTREPO SE SORPRENDIÓ CON SU TRIUNFO
“En el Reto hay que mentalizarse de que cada persona impone su ritmo, y es mejor no seguir ruedas que no son del paso de uno porque a mitad de recorrido se queman. Es una subida corta, pero muy exigente, la cual hay que hacer con respeto. Hay un pequeño descanso a mitad del recorrido, pero después se sufre igual o más que al comienzo. Me llevé una gran sorpresa cuando gané en 2016, en la categoría caballeros A -15 a 35 años-, pues aunque si bien ya había hecho el ascenso fuera de competencia, lo que me gusta es disfrutar y no pensar en el podio. Esa vez hice 47.50 y para el año siguiente quería bajarlo. De hecho me inscribí pese a que días antes, tras una caída en la bici, sufrí una ruptura de ligamentos en el hombro izquierdo. Pensé que me iba a recuperar a tiempo pero no fue así. Ahora regreso con mayor ilusión, el ambiente de estar dentro de una competencia, más allá de un resultado, motiva mucho a quienes hacemos ciclismo”.