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En dos meses la apariencia de Álvaro Hodeg ha cambiado tanto que en Bélgica, donde reside, lo confunden con un europeo.
Las razones son varias: su fornido cuerpo, piel blanca, estatura -cerca de 1.90 metros-, y el color amarillo que ahora adorna su melena.
Su esencia, la de joven amable y dicharachero, se mantiene firme, así como el deseo de salir adelante en un deporte en el que viene sorprendiendo con su potencia para correr.
En ocho carreras que ha disputado en territorio belga, donde hace su segunda etapa a prueba con el equipo Quick-Step, al que pertenece su amigo Fernando Gaviria, Hodeg ha terminado segundo en seis oportunidades. Si hubiera ganado una de ellas no habría perdido la apuesta de tenerse que tinturar el cabello.
No le incómoda el nuevo look pero, por momentos, muestra irritación al saber que la victoria se le ha escapado por poco.
Por su parte, el entrenador nacional de ruta, Carlos Mario Jaramillo, se llena de orgullo al saber que otro de sus pupilos está causando sensación en los embalajes finales de las carreras como lo hace Gaviria, ganador de cuatro etapas en el Giro de Italia.
Esto le abrió nuevamente las puertas a Hodeg en la Selección, con la que quiere dejar huella en el presente Tour de l’Avenir como lo hizo en el Giro sub-23 en junio, al ser campeón de metas volantes.
A su llegada a Bretaña, región francesa donde se desarrolla la primera parte de la competencia, además de rodar por horas con sus compañeros, aprovecha para analizar, en solitario, los sitios de arribo de las etapas. “La idea es estar adelante, y es bueno estudiar dónde se puede sacar ventaja”.
Además de la motivación que siente por representar al país, Álvaro está contento luego del test que le realizó recientemente el Quick-Step. “Arrojó resultados muy positivos que permiten saber que se puede estar en la disputa”.
Con esa confianza, el corredor de 20 años encara el Porvenir: “Es cierto que en el ciclismo se requiere suerte, pero además de eso una cabeza fuerte para salir en busca de lo que se quiere, me siento bien en ese aspecto”, indica el esprínter, quien en el costado izquierdo de su torso tiene tatuada la siguiente frase: “Believe in your dream” (“Creer en tus sueños”).
Entre los que tiene el monteriano está ganar la París-Roubaix (Francia), uno de los cinco monumentos del ciclismo. “Estoy trabajando duro para alcanzar lo que me propongo”, añade el pedalista, quien en l’Avenir quiere seguir demostrando que en Colombia, además de buenos escaladores, también nacen grandes velocistas.