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La travesía de 26 niños del club de ciclismo Los Delfines, de Pueblorrico, para competir en bicicrós en la edición 42 del Clásico EL COLOMBIANO comenzó este sábado a las cinco de la mañana. A esa hora 110 kilómetros separaban a este grupo de entusiastas de la posibilidad de cumplir un sueño. Viajarían desde su municipio en el Suroeste antioqueño hasta la pista Antonio Roldán Betancur en Belén (Medellín). El único medio para llegar: un vehículo tipo escalera.
La jornada para las hermanitas Mayerli Saigama y Yasira, dos niñas de 13 y 11 años que pertenecen a la comunidad indígena Embera-Chamí y que hacían parte de la delegación viajera, había comenzado una hora antes cuando una camioneta las recogió en el resguardo donde viven en la vereda La Unión, para llevarlas al casco urbano de Pueblorrico.
“Entreno bicicrós hace cerca de dos meses y aprendí a montar cicla por un amigo del resguardo que me enseñó. Entrenamos todos los sábados cuando no hay invierno porque cuando llueve mucho el camino se hace muy difícil para llegar hasta el pueblo”, señala Mayerli Saigama, quien actualmente cursa grado quinto y se declara admiradora de la campeona olímpica Mariana Pajón.
El resguardo Bernardino Panchi está a siete kilómetros del casco urbano de Pueblorrico, un recorrido que las hermanitas hacen a pie cada semana junto a otros cinco niños indígenas. Caminar hasta el club de ciclismo se demora cerca de una hora y media y lo hacen con el único fin de prestar las bicicletas para practicar el deporte que las apasiona.
Los integrantes de esta comunidad indígena tienen que caminar hasta tres horas (ida y vuelta) para disfrutar de las bicicletas durante media jornada, más o menos el mismo tiempo que invierten en el recorrido es el que utilizan para practicar.
Con la timidez propia de los novatos, y un manejo del idioma español limitado, Mayerli preparó su bicicleta en la pista Antonio Roldán Betancur de Belén y encaró su segunda competición en bicicrós. Por ahora centra sus objetivos en enseñarle a montar en bicicleta a su hermanita menor y en aprender de la campeona olímpica a la que hasta este sábado, solo había visto por televisión.
La inexperiencia le jugó una mala pasada
En la jornada de este sábado en el Clásico EL COLOMBIANO Indeportes Antioquia Mallerli Saigama solo pudo competir en la última de las tres mangas que tenía en su categoría. La primera se la perdió porque el viaje desde Pueblorrico resultó más largo de lo normal, por un derrumbe en la vía que los retrasó, la segunda porque no estaba lista al momento de salir del partidor y solo en la tercera pudo finalmente mostrar sus avances y terminar con decoro una jornada que espera sea el comienzo de muchas más por las pistas de bicicross de Antioquia.
Aunque terminó en el último lugar y rezagada por las demás competidoras, para Mallerli será una jornada inolvidable porque pudo conocer en persona a la mejor bicicrosista del mundo. Sus ojos se llenaron de luz y la alegría no se pudo disimular cuando tuvo enfrente a Mariana Pajón, la múltiple campeona olímpica la abrazó y le dio algunos consejos para mejorar su desempeño sobre la bicicleta.
En Los Delfines forjan sus sueños
Mayerli Saigama hace parte de los cerca de 70 jóvenes entre 7 y 18 años que conforman Los Delfines, el club de bicicross de Pueblorrico que desde 2012 busca que los jóvenes vean en este deporte un medio para cumplir sus objetivos. “Se denomina Los Delfines porque los muchachos se identifican con estos animales que son rápidos, inteligentes y brincones”, cuenta entre risas Alejandro Jaramillo, quien gerencia el hospital del municipio y a quien la goma por la bicicleta lo llevó a liderar este club en uno de los municipios más cafeteros del Suroeste antioqueño.