<img height="1" width="1" style="display:none" src="https://www.facebook.com/tr?id=378526515676058&amp;ev=PageView&amp;noscript=1">
x
language COL arrow_drop_down

Pista, remedio de Juan D. para controlar impulsos

  • Juan David dice que su meta es clasificar a los Olímpicos de Tokio-2020. FOTO DONALDO ZULUAGA
    Juan David dice que su meta es clasificar a los Olímpicos de Tokio-2020. FOTO DONALDO ZULUAGA
25 de septiembre de 2016
bookmark

Mientras su hijo Juan David Ochoa Henao rueda por la pista del velódromo Cochise Rodríguez, a sus padres se les ve caer lágrimas por las mejillas.

“Es que tuvo una niñez difícil, pero gracias al deporte supo canalizar toda su energía para salir adelante”, expresó Juan José Ochoa, quien junto a su esposa Milena laboran en un vehículo escolar transportando niños.

No olvidan que Juan David era tan inquieto que de pequeño hasta lo echaron de la guardería. Es más, perdió cuatro años educativos y pasó por seis instituciones antes de terminar el bachillerato.

Los habitantes del barrio El Picacho dicen que no comprendían el comportamiento del menor, hasta que un especialista les dijo que sufría trastorno de déficit de atención por hiperactividad (DTAH).

“Le mandaron un medicamento -atomoxetina- para controlar los impulsos, pero fue peor. Sufrimos mucho con él hasta que en quinto de primaria su profesora nos recomendó que lo ingresáramos a un deporte”, relata Milena.

En patines inició el cambio

“Empezó con unos patines que le había traído el Niño Jesús, y desde ese momento su vida y la de nosotros dio un giro de 180 grados”, continúa la madre, aunque recuerdanque meses después, y con su hijo campeón departamental de la disciplina, tendrían otro dolor de cabeza.

Como no se bajaba de los patines, empezó a sufrir la enfermedad de sever, conocida como apofisitis del calcáneo, un dolor insoportable que aparece a nivel del talón.

A pesar de que se recuperó, más adelante comenzó a padecer de los núcleos de crecimiento de las rodillas. “El ortopedista que me vio con el problema del talón me volvió a examinar con lo de las rodillas. Me dijo que yo no servía sino para deportes de mesa, estuve muy mal. Me enyesaron por un tiempo y a los dos años que monté otra vez en los patines ya no era el mismo, terminaba de último frente a los compañeros que antes vencía, entonces me retiré”, recuerda Juan David, quien en medio de la nostalgia encontró en Adolfo Gallego, un preparador físico y entrenador de pesas, un guía para que siguiera explotando su talento en otro deporte.

“Me dijo que tenía la fuerza física y el porte para hacer ciclismo de pista, me trajo al velódromo, y tres años después, gracias a la ayuda de entrenadores como Efraín Domínguez, José Aníbal Pizarro, Benjamín Laverde y John Jaime González, ya estoy recogiendo los frutos”, indica Juan David, quien el año pasado, en Pereira, se consagró campeón nacional juvenil de velocidad por equipos al lado de Juan Diego Orlas y Dubán Urrego.

Esa conquista, y su buen rendimiento académico, le sirvieron para ser becado en el Politécnico Mayor, donde terminó la secundaria y siguió estudiando Técnica en Sistemas.

“Si lo vieran hoy sus antiguos profesores se sorprenderían con el gran cambio que tuvo”, agrega Milena.

El portentoso pistero de 1.80 metros de estatura, 80 kilos y 18 años de edad, ríe al rememorar los momentos que hacía trabajos de fondo en la bicicleta de hierro de su abuelo paterno. “Mis demás compañeros me gozaban, pero yo no les hacía caso, solo pensaba en mejorar sin importar el esfuerzo que tenía que hacer para seguirles el fuerte paso”.

Esfuerzo recompensado

Su entrega, dedicación y ganas de salir adelante empezaron a ser valoradas por deportistas de renombre.

“Corría de tenis, amarrados a unos pedales sencillos, pero al tiempo me llevé una sorpresa cuando recibí unas zapatillas de Fernando Gaviria. Luego, Rubén Murillo y Martha Bayona me dieron enterizos de la Selección Colombia. Ellos, además de Santiago Ramírez y Fabián Puerta, me aconsejan y me enseñan técnicas para ser cada día mejor”.

Y su aprendizaje es notable. El mes pasado, al lado de Murillo y Ramírez, logró en Medellín su primer título nacional de mayores, en velocidad equipos.

Esta semana su satisfacción fue mayor tras recibir, gracias a la gestión del mécánico Carlos Castellanos, un caballito de carbono de parte de la Liga para que continúe sus entrenamientos de ruta sin la necesidad de pedir una cicla prestada.

“Son bendiciones que no quiero desaprovechar. El proge González me dice que piense en superarme y que no estuviera pendiente de los demás, y esa es mi misión, ya que deseo ser uno de los mejores pisteros del país”, dice Juan David, el chico que halló en el ciclismo el camino para controlar sus impulsos y correr a toda velocidad por sus ideales

Te puede interesar

El empleo que busca está a un clic

Las más leídas

Te recomendamos

Utilidad para la vida

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD