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Hace exactamente 7 años, Fabián Puerta, en medio de sus impulsos de joven, le reprochaba a su entrenador John Jaime González el porqué debía ir al Mundial de pista en Apeldoorn, Holanda, a adquirir experiencia y no en busca de medallas.
En medio de su tranquilidad y sapiencia, González, como cuando un padre sabe calmar a un hijo, le respondía que en la vida todo llegaba a su tiempo, pero antes había que luchar por ello.
Y ayer, casualmente en esa misma ciudad holandesa, Fabián encontró el premio a su esfuerzo, perseverancia y constancia al proclamarse campeón mundial en la modalidad del keirin.
Era tanta la alegría que reflejaba, que el impulso adquirido tras la veloz competencia le sirvió para dar dos vueltas más al óvalo neerlandés mientras alzaba sus brazos, le daba las gracias a su orientador González y gritaba sin cesar. Su desahogo, luego de largos años buscando este título, fue evidente y entendible.
Tres años atrás, en la cita celebrada en Saint-Quentin-en-Yvelines (Francia), Fabián, quien, en ese instante mostraba un gran nivel, hizo pensar lo peor luego de una severa caída que lo dejo inconsciente y lo envió al hospital.
Politraumatismo, múltiples excoriaciones en la piel, una herida en el labio superior y un trauma craneoncefálico moderado fue el parte médico. Y si bien los galenos le recomendaron estar en reposo cerca de tres meses, la vitalidad del antioqueño y su deseo triunfal le ayudaron para estar de nuevo en competencia dos meses después.
“Todo lo malo hace parte del pasado. Es más, nunca me quedo con los triunfos, porque eso permite un conformismo, y yo en nada soy conformista, siempre trabajo por más, para ser mejor”, expresaba Puerta, quien ayer tocó por primera vez la gloria mundial al vencer, en una emocionante carrera, al japonés Tomoyuki Kawabata, plata, y al alemán Maximian Levy, bronce. Este último ostenta 10 preseas en esta clase de eventos, cuatro de oro.
Desde el primer heat de clasificación, “Chispas”, como es apodado Fabián, mostró fortaleza. Fue primero en aquella serie, en la que se impuso, entre otros, al malayo Azizulhasni Awang, rival que lo había privado de oro en el pasado Mundial en Hong Kong, como de podio -este fue bronce- en los Olímpicos de Río-2016.
Ahora, el paisa tuvo su desquite, luego de las dos preseas de plata que había obtenido en los mundiales de Cali-2014 y Hong Kong. “Como decimos en América: la tercera es la vencida. Estoy muy contento porque haya sido el día de hoy, hace poco nació mi hijo y siempre, desde el primer momento que me monté a la pista, pensaba en él. Este triunfo es para él”, dijo a la UCI, el hoy padre de Maximiliano y esposo de la también pistera Juliana Gaviria, quien ya volvió a la bicicleta luego de su periodo de maternidad.
Puerta, cuñado del reconocido velocista Fernando Gaviria, quien también dejó huella en el óvalo (ver anexo uno por uno), espera seguir inspirado en el certamen holandés, en el que le queda por correr la velocidad individual y el kilómetro. Ya tiene su anhelada medalla mundial, pero como afirma, no se conforma .