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A las 11:50 a.m. de ayer, cuando el pelotón de ciclistas cruzó por debajo del puente de La Aguacatala, sobre la avenida Las Vegas y el intercambio vial del sector, los vehículos podían contarse con facilidad, algo inusual en un sector acostumbrado a las grandes congestiones, sobre todo los viernes al mediodía. El escenario parecía el de un día festivo o dominical.
Si bien la realización de la etapa del Tour 2.1 Colombia obligó al cierre de vías principales y avenidas de Medellín, un circuito que abarcó desde la carrera 80 hasta Las Vegas y desde la calle Barranquilla hasta La Aguacatala, lo que implicaba no poderse movilizar por estas calles y arterias, es innegable que la ciudadanía se volcó a participar del evento, a hacer como suyo el compromiso de dejar la mejor imagen de Medellín ante los ciclistas (extranjeros y nacionales), dada la talla internacional del certamen deportivo.
La gente, a pesar de que pudo circular por algunas vías, prefirió guardar sus carros y salir a las calles, en muchos casos en familia, en bicicleta o a pie, a observar y aplaudir a los deportistas.
Así lo confirmó el secretario de Movilidad de Medellín Humberto Iglesias. “La variación del tráfico acumulado hasta las 3:00 de la tarde fue de menos de 70.000 vehículos, un 17 % de disminución en relación con un viernes típico. Medellín demostró que si hay distintas formas de movilizarse, sin dejar de hacer las actividades diarias”.
Lo hizo Dionisio García, taxista, quien confesó que aunque no hizo más dinero del habitual, valió la pena hacer un alto para participar de la fiesta. “Vi que la gente supo responder a este reto y no me quise quedar atrás, esto es imagen para la ciudad”, dijo.
Victoria Becerra, médica, llegó a la glorieta de La Aguacatala a las 9:00 a.m. Y pese al calor y a las urgencias laborales, decidió quedarse hasta el mediodía para observar el paso de los ciclistas. Expresó que lo hizo porque este evento, más allá de la carrera, brinda un mensaje de optimismo.
“Medellín es una ciudad hermosa, pero también violenta. Y un evento deportivo como este les dice a los jóvenes que hay opciones, caminos para ser mejores”, comentó y añadió que el Tour 2.1 ha servido para mostrar “la calidad de personas que somos”.
Por su lado, los sectores empresarial y educativo tomaron decisiones en favor del certamen. La Universidad de Antioquia suspendió labores académicas y administrativas en la Ciudad Universitaria, el área de la Salud y la Ciudadela Robledo, considerando que el impacto en la movilidad afectaría las actividades en esas sedes.
A su vez, la UPB también interrumpió labores entre las 6:00 a.m. y la 5:00 p.m. en Laureles, Robledo y El Poblado. El martes, cuando se realizó el primer recorrido ciclístico, también les dio flexibilidad a los docentes para concertar con los estudiantes las tareas. Algunos colegios hicieron lo propio, aquellos donde era difícil que los alumnos llegaran, apoyados en una circular del secretario de Educación, Luis Guillermo Patiño, que autorizó flexibilidad horaria y realización de actividades pedagógicas para suplir las clases.
El concejal Daniel Carvalho, experto en temas de urbanismo, resaltó que el comportamiento de los ciudadanos y las entidades deja enseñanzas aplicables a futuro: “Tuvimos una restricción al uso del vehículo particular, presencia activa de las autoridades en las calles y tal vez lo más importante, una autorregulación de los ciudadanos que, para evitar congestiones, cambiaron horarios y rutas”.
Señaló que estos comportamientos debían ser la norma y no la excepción.
El alcalde Federico Gutiérrez les dio el liderato del evento a los ciudadanos pues, para él, estos fueron los mejores anfitriones: “los ciclistas extranjeros resaltaron la belleza de la ciudad y la gente, por querida y respetuosa”, aseguró y concluyó que con lo vivido ayer, Medellín quedó en alto con su imagen ante el mundo.
Diego Salazar, comerciante, contó que ayer guardó su carro y se lanzó a ver los ciclistas: “esperé tres horas pero valió la pena, hice hasta nuevas amistades”.
Sergio Ignacio Soto, director ejecutivo de Fenalco, rescató dos palabras que se conjugaron para que el Tour 2.1 haya sido exitoso: flexibilidad y adaptabilidad: “Acá primó el interés general sobre el particular. Se trataba de sacar la cara por el país en un evento a la altura de los más grandes, como la Vuelta a España y el Tour de Francia, y la gente innovó, cambió horarios, hizo teletrabajo y en los sectores público y privado se hicieron jornadas continuas”, recordó.
Afirmó que aunque los cierres pudieron afectar unos sectores de negocios, en el hotelero y gastronómico el Tour ha sido positivo para las ventas y la ocupación.