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Las grandes figuras del pedal revolucionaron esta población
en la segunda etapa del Tour Colombia. Emociones y sorpresas.
El municipio donde la bicicleta es sagrada fue invadido este miércoles por “monstruos” del pedal. Había que ver las caras de los cejeños con el paso de Chris Froome, Julian Alaphilippe, Nairo Quintana, Rigoberto Urán, Fernando Gaviria, Winner Acanona y las demás estrellas del Tour Colombia 2.1 para entender su felicidad.
Ayer pareció amanecer más pronto para ellos, pues bien temprano empezaron a descubrir una larga y colorida caravana, como aquella de las grandes citas del pedalismo mundial.
Era el día esperado y aunque lo prepararon con antelación, cada visitante, pedalista, juez, directivo, familiar de los ciclistas o cualquier personaje que engalanaba el pueblo, les causaba sorpresa y emoción.
Pegados a las vallas que los separaba de la vía, Julieta Monsalve y Fabio León Pérez, ambos pensionados, llegaron pronto para lograr la mejor ubicación. Pese al picante sol de la mañana esperaron con paciencia y como todos sus coterráneos, se ilusionaron con el triunfo de Fernando Gaviria que al final se frustró porque las fuerzas no le alcanzaron (está agripado), como sí sucedió con Álvaro Hodeg, vencedor de la etapa de 150.5 km.
Cada uno tenía un ramo de flores que les entregaron a la entrada del centro comercial Viva (sitio de salida y meta) y que al mediodía permanecían frescas. “Esto no se ve todos los días, nos ha gustado el ciclismo y este es un gran regalo que nos da la vida”, exclamó el hombre de camiseta amarilla, mientras su esposa asentía con la cabeza.
Hace un año, luego de ahorrar dinero, Juan Guillermo Mazo, el popular Chamo, un afriebrado al ciclismo, cumplió el sueño de ir al Tour de Francia. Y para dar crédito de su travesía, lucía una casaca amarilla de la competencia que, según él, le costó 30 euros. En su mano derecha apretaba el asta de la bandera amarilla, azul y roja en la que además del nombre de Colombia, tenía el de Medellín. Esa misma con la que se fotografió en el podio del país galo.
“Si fui hasta Francia, cómo no voy a venir a La Ceja”, expresó sonriente el hombre de estatura baja y gafas oscuras, habitante del barrio San Cristóbal y que al cierre de la jornada tenía su rostro rojizo, matizado por la satisfacción.
Mientras, y como cualquier aficionado, Manuel Narváez esperaba el arribo del pelotón. Llegó desde Ecuador a acompañar a su hijo Jonathan que desde que se vinculó al Sky se ha vuelto un referente en su país. “Mientras sea en Colombia lo voy a acompañar. Ya vendrá el día para ir hasta Europa”, dijo orgulloso.
Una máquina que, aparte de unas bocinas y una llave de agua, tiene un compartimiento en el que guarda álbumes con fotografías de las ciudades que ha visitado acá como en Venezuela, Perú y Ecuador.
Vive de la generosidad de las personas que escuchan su relato y llegó al Tour con una misión: lograr los autógrafos de los participantes más representativos (Froome, Nairo, Rigo, Gaviria...) para guardarlos como otro testimonio de su aventura. “Esta bicicleta es mi viva”, expresó este personaje de pañoleta amarilla y anteojos coloridos.
El artista Nicolás Molano, venido desde Bogotá, exhibía sus obras talladas en madera que atraían la mirada de los aficionados, pues se trataba de Froome, Nairo y Rigo, todas para la venta al mejor postor. “Se las quiero ofrecer a ellos (pedalistas), pero es difícil porque están muy custodiados”.
Así, entre fans, negociantes y turistas, transcurrió el día en que los “monstruos” del pedal invadieron La Ceja, un pueblo donde, según el registro del director de Deportes, Juan David Bedoya, hay casi 15.000 bicicletas, en las que sus habitantes ruedan hacia los cultivos de flores y colegios .