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Por Esteban Vanegas
Enviado especial, Quito
Eran las 4:00 de la tarde y las afueras del estadio Olímpico Atahualpa presentaba un paisaje de puntos verdes que se paseaban, cantaban y saltaban a la espera de que un bus apareciera con Nacional antes de disputar el primer duelo de la final de la Copa Libertadores.
Quito estaba tan verde que los mismos ecuatorianos decidieron ponerse a vender banderas del color del club antioqueño. Y les fue mejor. Las azules y negras del equipo local tuvieron poca demanda.
Otro río de gente, pero esta vez de policías, rodeaba la entrada principal. Según el Coronel Paulo Terán, de la Policía de Ecuador, 1.700 efectivos fueron designados para la seguridad adentro del estadio, 400 en las afueras y 300 más para escoltar a los dos equipos finalistas.
La vigilancia fue tan estricta en los alrededores que en la previa fueron detenidos dos hinchas de Nacional en estado de embriaguez, por causar disturbios, pero esta fue una de las preocupaciones menores para las autoridades ecuatorianas, pues estaban alertas a cualquier suceso con cerca de 1.000 hinchas colombianos que se quedaron por fuera al no conseguir boletas y tuvieron que ver el partido por televisión.
El pálpito de los aficionados era muy claro. “Va a estar difícil”, era la frase más repetida entre los aficionados verdes antes del partido, muchos de ellos destacaron que no se podían confiar de un equipo que eliminó a Boca y a River en un mismo torneo.
Fabián Erazo, una de las pocas personas que se paseó con la camiseta del conjunto local, afirmó que él no apoyaba antes a Independiente del Valle, pero que cuando empezaron a donar el dinero a los damnificados del terremoto los empecé a respaldar. “Es una bonita obra”, dijo.
Además de él, otros ecuatorianos confiaban en la victoria de su equipo. “Es difícil pero hay que apoyar a Independiente como ecuatoriano. Aquí en la capital siempre es más tranquilo el ambiente y vienen menos personas por el alto precio de las entradas”, expresó Roberto Quindoña, hincha de Independiente, justo antes de ingresar.
En contraste, la hinchada verde fue la más optimista. “Desde la parte emocional este equipo ecuatoriano viene con ganas entonces va a estar muy duro ganarle acá, pero confiamos en la jerarquía del verde”, expresó Martín Restrepo, venido de Medellín .