Ellas quieren patear más duro el balón

A pesar de la continuidad de la Liga femenina el próximo año, las mujeres piden mejores condiciones.

Atlético Huila suma un subtítulo (2017) y un título de la Liga Femenina (2018) y el triunfo de la Copa Libertadores. FOTO Cortesía Huila

Aunque la obtención del título de la Copa Libertadores femenina, quince días atrás, por parte del Atlético Huila, primero en la historia del balompié de mujeres en el país, hinchó de orgullo no solo a las protagonistas sino a dirigentes y aficionados, también dejó en evidencia la crisis por la que atraviesa este campeonato.

La realización de la Liga profesional, que se creó en 2016 y se puso en marcha un año después, estuvo en vilo hace apenas unos días, ya que la División Mayor del Fútbol Colombiano (Dimayor), la misma que impulsó el proyecto hace dos años, pretendía acabarla por la falta de recursos y la poca aceptación de los clubes.

Sin embargo, en la Asamblea extraordinaria que la entidad realizó el 30 de noviembre, aprobó la realización de la tercera edición del certamen para 2019, solo de carácter obligatorio para los clubes participantes en torneos organizados por la Confederación Sudamericana de Fútbol, Conmebol. Es decir, Medellín, clasificado a la Copa Libertadores del próximo año, solo podrá participar si arma un plantel femenino, como ya lo tiene Nacional (ver recuadro Requisito).

Así, únicamente ocho elencos estarían en la obligación de competir en el torneo femenino y, como explica la Dimayor en el acta de la Asamblea, queda “abierta la posibilidad para que los 28 clubes del futbol colombiano restantes manifiesten su voluntad de participar”.

Este año 23 equipos de mujeres estuvieron en la Liga (ver listado), por la posible disminución para 2019 –téngase en cuenta que la pensaban terminar–, el campeonato duraría de dos a cuatro meses, como máximo.

Desglosamos en cuatro puntos el momento actual del fútbol femenino nacional.

1. Mejores condiciones

La experimentada futbolista Yoreli Rincón señala que más allá del torneo buscan un campeonato con mejores condiciones laborales, con contratos más largos.

“Si en seis meses de competencia ya hay un campeón continental, es una muestra de que se debe seguir apoyando. Queremos una Liga decente, de seis u ocho meses, mínimo, no contratos de tres meses, como muchas jugadoras tienen hoy en día”, manifestó la santandereana tras ganar el torneo internacional con Huila.

Liliana Zapata, entrenadora y dirigente antioqueña, señala que las jugadoras están afectadas por la incertidumbre que genera esta situación. “Se notan ansiosas y angustiadas porque han dejado sus estudios y trabajos, han rechazado ofertas en otros países por jugar aquí y las primeras ligas han sido muy cortas”. Sin embargo, indica que “deben ser conscientes de que este es un proceso largo”. Está empezando, lleva dos años.

El presidente de la Dimayor, Jorge Enrique Vélez, explica que la entidad ha cumplido con los gastos que les corresponde asumir, pero el tema contractual lo definen los clubes.

“Los gastos que cubre la Dimayor, de traslados y hospedaje, se cumplieron, siempre buscando darles el mejor trato. Más allá de eso a lo que me puedo comprometer es a velar porque tengan garantías, contratos, pero el tema salarial lo define cada equipo y es un tema ajeno a nosotros”, explicó.

La inversión de este año de esta entidad en la realización de la Liga Femenina fue de $3.000 millones .

2. Indecisión de la dirigencia

La Dimayor puso como fecha límite el 11 de diciembre para que los clubes, que no tienen la obligación de participar en la Liga Femenina manifiesten su deseo de actuar. Ayer, la entidad anunció que 17 clubes quieren participar; sin embargo, precisó que podría aumentar en los próximos días.

Vélez asegura que no pueden obligar a los clubes a tener equipos si no pueden sostenerlos. “Tendremos el número de elencos que tengan la real posibilidad de competir”.

Según Diego Perdomo, presidente del Atlético Huila femenino, mantener un plantel de 25 jugadoras cuesta entre 50 y 90 millones de pesos mensuales. Zapata indica que el salario más alto que podría recibir una jugadora actualmente es de $5 millones al mes.

3. Sin calendario definido

Otro aspecto que preocupa es el calendario que se va a establecer para el próximo año, pues con tan pocos equipos participantes se recortaría sustancialmente.

En 2017 el torneo duró cuatro meses. Este año, aunque contó con más elencos, fue de tres meses. “Queremos una Liga más larga, que no sea de solo cuatro meses, necesitamos tener una estabilidad laboral, mínimo de dos semestres”, señaló la jugadora Liliana Salazar.

Añadió que el torneo debería extenderse más en aras de la continuidad y los procesos, algo en lo que coincide la defensa paisa Manuela Vanegas.

“Terminó en mayo y el único equipo que siguió trabajando fue Huila por la Libertadores, los otros finalizaron los contratos de las jugadoras, que se quedaron sin estabilidad laboral el resto del año”.

El 19 de diciembre, la Dimayor definirá el calendario y la modalidad de la competencia; sin embargo, el presidente de la entidad aseguró que el torneo se realizará de acuerdo a los equipos que actúen. “Vamos a hacer todo el esfuerzo, a montar el campeonato, pero no podemos seguir comparando un torneo de 70 años con uno que va a cumplir tres. Ahí es donde estamos teniendo la gran dificultad”.

4. Poco respaldo de hinchas

Aunque el gusto por el fútbol practicado por mujeres ha crecido, los escenarios siguen luciendo vacíos en los partidos. Los equipos han intentado estrategias para atraer hinchas, como poner los juegos de mujeres de antesala a los masculinos, pero no ha tenido eco entre los espectadores. La Dimayor tampoco tiene registro de promedio de asistencias, pero se colige que es bajo.

“Debemos mejorar el campeonato y eso se definirá el 19. Como ya no va a haber televisión abierta esperamos que la gente vaya a los partidos. Realizamos convenios con empresas para dar privilegios a quienes vayan al estadio”, dice Vélez.

La Libertadores subió los ánimos y puso la mirada en las jóvenes que quieren que el balón se lance más lejos y durante más tiempo. El trabajo depende de muchos.