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Hoy hace un año exactamente, 29 de diciembre de 2013, el mundo convulsionó con el accidente del número uno del automovilismo mundial, Michael Schumacher.
Cuando se dedicaba a las vacaciones decembrinas con su familia y haciendo lo otro que lo apasionaba, esquiar, sufrió una grave lesión cerebral al chocar con una piedra en la estación francesa de Méribel.
De ese tiempo acá, poco se sabe de quien acumuló siete títulos mundiales en la Fórmula 1, 91 victorias y 68 poles entre los años 1991 y 2006. Las informaciones se han reducido a los escuetos comunicados de su mánager, Sabine Kehm.
Lo primero que se dio a conocer ese 29 fue el traslado de Schumacher a la Clínica Universitaria de Grenoble, donde fue operado en dos ocasiones de urgencia e inducido a un coma.
De ahí en adelante, su familia, a través de su esposa Corinna, les pidió respeto a los medios en torno al momento que vivía su esposo.
Pero era imposible blindar a un personaje del mundo deportivo como Schumi y por eso desde su accidente, las redes sociales han sido inundadas con mensajes de aliento para el campeón alemán.
La mejor noticia, porque supone una mejoría, se conoció el 9 de septiembre, cuando fue trasladado al hospital de Lausana en Suiza y después a su casa en Gland.
Pero lo más cercano a lo que vive el germano, lo describió su amigo y expiloto de Fórmula 1 Philippe Streiff, quien lo visitó en su casa: “Michael se encuentra en una silla de ruedas, paralizado, con problemas de memoria y sin poder hablar” .