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La energía que transmite Rubén Murillo es contagiosa. El positivismo lo mantiene por lo alto.
Cuando al velocista antioqueño se le pregunta cómo se encuentra de forma y nivel para encarar el venidero Mundial de pista en Apeldoorn, Holanda, de inmediato responde, con un tono de reguetonero, que se encuentra en óptimas condiciones.
“Papi, es que hemos trabajado mucho, la preparación que tuvimos de la mano del entrenador John Jaime González fue realmente bueno, y esto genera confianza e ilusión para hacer una buena presentación”.
Murillo, quien el 29 de enero cumplió 28 años de edad, guarda gratos momentos de aquella ciudad holandesa, donde compitió en 2011. “Allí disputé mi primer Mundial. Empezaba en el ciclismo siendo aún bicicrosista, y pese a los errores que cometí me di cuenta que lo mío era correr en los óvalos”. Ya suma cuatro participaciones en estos eventos. Estuvo en Cali-2014, París-2015 y Hong Kong-2016. Su bajo rendimiento, como reconoce en 2017, lo privó de acudir al Mundial en Londres.
“De ahí parte mi mayor alegría, el saber que con esfuerzo recobré mi mejor nivel y retorné a la Selección. Sé qué puedo hacer una muy buena presentación. Trazarme un lugar en aquella cita sería como estar diciendo mentiras, porque el lugar te lo da la competencia. De lo que sí estoy seguro es que me siento en mi mejor momento y lucharé para mejorar mi tiempo en la segunda vuelta (17,800 segundos) y ser una ficha fundamental del equipo”, resalta al corredor, integrante del elenco de la velocidad.
“Entre los compañeros ronda el entusiasmo. Cada uno sabe el esfuerzo que hizo para poder estar en el Mundial. Si clasificamos es porque, como los demás, tenemos condiciones para llegar lejos”, añade Murillo, quien se esmera por sacarle más brillo a su carrera como lo hace la cadena que cuelga en su cuello.