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El portero terminó siendo protagonista y el gol de Macnelly llegó en una
de las pocas opciones del juego. Esas, las principales razones del triunfo.
Pocas veces el fútbol ha sido de méritos, sino de quien haga los goles. Y Nacional fue más efectivo anoche que el Medellín.
Esa efectividad la acompañó de los buenos reflejos de Franco Armani, que sobre el final tuvo atajadas determinantes para que el Medellín no consiguiera el empate.
El portero argentino completó así cinco partidos consecutivos sin goles en contra en el Atanasio. Independiente del Valle, Once Caldas, Deportivo Municipal, Millonarios y Medellín no pudieron encontrar la fórmula para superar al guardavallas verdolaga.
Entre las pocas llegadas que se generaron de lado y lado, Macnelly Torres fue quien prendió la lámpara y aprovechó para sentenciar la serie a favor del verde.
Hasta ese momento, el portero David González también había tenido un buen comportamiento, pero el gol tampoco fue su responsabilidad, porque el que se equivocó fue Jorge Arias, que en su desespero para que la pelota no le quedara a Miguel Borja saltó a destiempo y le dejó el balón servido al creativo verde, que consiguió la anotación que marcó el desequilibrio.
Macnelly llegó a 26 goles con la camiseta de Nacional y alcanzó su tanto número 11 en la era del técnico Reinaldo Rueda, superando los 10 que había logrado bajo la batuta de Juan Carlos Osorio.
Esta vez los delanteros verdes no fueron los encargados de poner a celebrar a los hinchas que se presentaron con parafernalia alusiva al Mundial de clubes en Japón. Además de banderas que simulaban la del país oriental, pero en vez del sol rojo, tenían un sol verde. También portaban balacas alusivas al certamen de diciembre.
Ese espectáculo fue lo mejor del clásico. De no haber sido una noche inspirada para Armani y Macnelly, el resultado sería distinto.
Esas individualidades marcaron la diferencia a favor del cuadro verdolaga.