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“Nunca serví para trabajar a medias”: Brecas

El arquero que acaba de anunciar su retiro se proyecta como entrenador. Un hombre integral con 22 años de trayectoria.

  • Su paso por el Envigado, entre 2014 y 2016. Allí fue uno de los capitanes.
    Su paso por el Envigado, entre 2014 y 2016. Allí fue uno de los capitanes.
  • Bréiner Castillo, con el Deportivo Cali, el club en el que se inició en 1997 y con el que estuvo en tres épocas.
    Bréiner Castillo, con el Deportivo Cali, el club en el que se inició en 1997 y con el que estuvo en tres épocas.
  • Con Atlético Nacional, donde compartió con Andrés Saldarriaga en la temporada 2005.
    Con Atlético Nacional, donde compartió con Andrés Saldarriaga en la temporada 2005.
  • Su paso por el Medellín entre 2010 y 2012. Aquí, con Bayron García (izquierda) y Juan Chaverra.
    Su paso por el Medellín entre 2010 y 2012. Aquí, con Bayron García (izquierda) y Juan Chaverra.
  • En la Selección Colombia de mayores, al lado de Luis Neco Martínez (derecha). Fotos archivo ec
    En la Selección Colombia de mayores, al lado de Luis Neco Martínez (derecha). Fotos archivo ec
23 de noviembre de 2018
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Por Wilson Díaz Sánchez

Aunque ya sabe que no jugará más fútbol profesional, el arquero Bréiner Castillo, el popular Brecas, sigue asistiendo a los entrenamientos con el Huila en Neiva. Lo hará hasta el 7 de diciembre cuando inicien vacaciones, que para él serán definitivas.

Esa entereza y profesionalismo que demuestra hoy este hombre de 40 años, nacido en Barbacoas, Nariño, son las mismas que exhibió durante 22 años de carrera y le dieron credibilidad y cariño en el país, como lo ha percibido tras anunciar su retiro.

EL COLOMBIANO lo contactó para rendirle un reconocimiento y, a la vez, conocer otras facetas de su vida.

¿Qué siente ad portas de la nueva etapa que emprende?

Estoy tranquilo porque me he preparado bien para el siguiente paso. Obviamente, asusta un poco la incertidumbre, pero tengo mucha confianza en Dios y sé que algo bueno viene en este camino”.

Y en esa ruta, ¿qué proyecta para usted?

“Mi intención ahora es seguir la carrera de entrenador. No es fácil para un exfutbolista porque el porcentaje de vincularse de inmediato en el mundo del balompié, después del retiro, es muy bajo. Lo único que tengo seguro hoy es mi academia (Cancerberos), que me permite trabajar sin inconvenientes. Lo demás hay que construirlo paso a paso y seguro que esa oportunidad llegará”.

En 22 años de trayectoria y pasar por tres países y varias ciudades de Colombia, ¿por qué eligió Medellín para vivir?

“Es el lugar en el que he pasado más tiempo. Fueron seis años durante mi vinculación a Nacional, Medellín y Envigado. Allá conocí a mi esposa, mis hijos son nacidos en la capital paisa y creo que donde más reconocimiento he recibido. Estar al frente de la academia es otro compromiso”.

Usted tiene 40 años y podría jugar algunas temporadas más. ¿Pensó mucho para decir adiós?

“Seguro que había esa posibilidad. Vos me ves y físicamente no tengo reparos para la exigencia del puesto, creo que aún reúno las condiciones. Sucede que la lesión de hombro me mermó un poco en la parte funcional y los trabajos de campo en los últimos dos meses no han sido los mismos y sé que me va a costar mucho adaptarme. Nunca serví para trabajar a medias ni estuve en ese plan, por eso es mejor ahora, con serenidad, tomar la determinación e irme tranquilo”.

¿Ser arquero si es la posición más ingrata del fútbol?

“Todo el mundo lo habla por lo que ve a diario. Podés ser figura 89 minutos y en la última jugada recibir un gol y convertirte en el villano, pero sin duda es la posición que más se disfruta y goza. Es el puesto en el que uno se siente libre por todo lo que puede hacer en el terreno de juego. Es el de más responsabilidad y el que exige más carácter que cualquier otro por todo lo que está encima de tus hombros. Eso también es una escuela para la vida y aunque digan que es ingrato, es el de más formación”.

¿Cuál fue el gol que más le dolió de los que recuerda?

“Son muchos, todas las anotaciones en contra duelen. A nadie le gusta que le hagan goles. Que hayan tenido un significado especial hubo varios. Recuerdo los del partido Medellín-Once Caldas para ingresar a los cuadrangulares finales, cuando todos los resultados se dieron menos el nuestro porque no pudimos ganarle al conjunto de Manizales. Ese juego dolió mucho. Y otros con errores groseros, con goles que uno se come... En Copa Libertadores jugando con el Cali frente a River Plate, empatamos la serie de locales y al final perdimos 3-1”.

Pero no en todos la responsabilidad es del arquero...

“Esos tantos, aunque uno diga que no tienen incidencia, en todos ellos, uno como arquero, puede hacer algo más. Siempre pensé así, nunca me lavé las manos. Unos pesaron más que otros porque significaron eliminaciones y clásicos, pero en realidad todos se sufren mucho”.

¿Y la atajada para mostrar?

“Igual, hay abundantes. Partidos redondos que son inolvidables. Tengo en la memoria un Cali-Medellín, yo con los azucareros en el Atanasio, en el 2004, en un cuadrangular. Ganamos 2-0. Otro, un clásico DIM-Nacional en el que todo me salió, intervenciones espectaculares y precisas, jugadas que cuando uno las mira no cree que las podía hacer. Ganamos con los rojos y el técnico era Bolillo Gómez”.

Pocos futbolistas se han dado el lujo de jugar en los tres equipos tradicionales de Antioquia. ¿Eso qué significa para usted?

“Es un honor porque es en una tierra de fútbol, de pasión por este deporte. Con hinchas exigentes como los de Nacional y Medellín, y lograr hacer parte de ellos es un privilegio que Dios, la vida y el fútbol me regalaron. Lo guardo siempre en mi corazón. También tuve la posibilidad de ir a Rionegro, pero no logramos llegar a un acuerdo”.

¿Tener más tiempo con la familia fue otro motivo para dejar el fútbol competitivo?

“Este año ha sido atípico porque desde febrero estuve lesionado hasta hace dos meses y pude acompañar a mi hijo Daniel a todos los partidos, en su escuela; a él le motiva verme cerca, algo que nunca pude antes. Pasar un puente o el fin de semana con ellos y disfrutar esas cosas valiosas que uno se pierde a veces por el trabajo, eso pesó un poco”.

Usted estuvo en Ecuador y Venezuela, ¿quedó otro país en sus aspiraciones?

“Considero que como se dio mi etapa de formación, con obstáculos y dificultades para poder llegar al profesionalismo, conseguirlo y llegar lejos durante 22 años, ha sido un sueño y vivo agradecido. Es un regalo de Dios. Claro que cuando te consolidás ya quieres jugar afuera y yo tuve esa ilusión. En su momento se presentó la oportunidad de ir a Israel y el Cali dijo que no, luego a Brasil y volvieron a negarse, y a los seis meses me sacaron. Son cosas del fútbol que a veces uno no entiende, eran otras épocas en las que el deportista no podía decidir a dónde ir. Ahora es diferente”.

¿Usted ha sido un luchador gremial, seguirá esa tarea?

“Sí, tengo la opción de seguir llevando esa bandera, ahora es más fácil que antes por la independencia que tengo. Soy del Comité Ejecutivo de la agremiación de futbolistas. Quiero luchar para que los arqueros de Colombia sean respetados, que reciban la confianza que merecen de parte de entrenadores y dirigentes”.

¿Un entrenador que llevará en su corazón?

“Son muchos y les agradezco, pero hay uno que marcó mi camino: Carlos Portela. Él me dijo: ‘el fútbol se va a terminar un día y cuando vuelvas a tu camino y toques las puertas, le abrirán a la persona, no al futbolista. Donde vayas, trata de dejar siempre las puertas abiertas, intenta ser persona y gente, que del jugador hablen lo que quieran. Eso es lo que he tratado de hacer. Carlos era para la vida, pensaba más allá del fútbol, no solo me exigía en el arco, sino que me unió a su familia, fue muy especial”.

¿Y le quedan muchos amigos en esta profesión?

“Muchísimos, eso es lo gratificante, aparte del reconocimiento y el respaldo que he sentido en los últimos días de los aficionados. Han sido muchos amigos y si nombro alguno me quedo corto. Esos que el fútbol me dio, a los que puedo llamar y eso me llena de felicidad, son unos cracks” n

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clubes contaron con los servicios de Brecas.

Logró dos títulos con el Cali.

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