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Con empate 1-1 ante Cortuluá, como visitante, Envigado finalizó su participación en la Liga Águila-1. Hizo 19 puntos en 20 partidos y terminó invicto en los últimos seis juegos. Está clasificado a la segunda ronda de la Copa Águila, cuyo sorteo será mañana en Bogotá.
El plantel tendrá una semana de vacaciones, mientras los nuevos accionista determinan el camino a seguir.
Si bien el conjunto que orienta Juan Carlos Sánchez no alcanzó cupo entre los ocho primeros de la Liga, cumplió el objetivo de promocionar jugadores y uno de los más sobresalientes es el joven Michael López.
Este mediocampista de 19 años, criado en el sector de Eduardo Santos (San Javier), terminó de titular y marcó su primer gol como profesional frente a Junior, un hecho que recordará toda la vida. “Sentí una alegría inmensa, es lo que uno sueña desde niño y lo mejor es que se lo pude dedicar a mis padres (Germán y Mary Luz) que estaban en la tribuna”.
La historia deportiva de este chico comenzó en la escuela John Jairo Tréllez, a los cinco años. Luego su papá lo matriculó en Nacional (allí juega su hermano Samuel, de 10 años) y con este elenco jugó el Ponyfútbol. De ahí salió para el Envigado, club en el que ha recibido su formación.
Bachiller del Instituto Ferrini, su meta es consolidarse con los naranjas y buscar un lugar en la Selección Colombia sub-20. A largo plazo quiere irse al exterior para ayudarle a su familia que ha sido el soporte de su carrera.
Dice que lo más difícil en su nuevo rol es adaptarse al orden táctico y todo lo que se maneja en la alta competencia. “Pero los compañeros me han ayudado mucho y he entendido que aparte del talento innato, hay que prepararse muy bien en la parte física”, confiesa el creativo que va tras la camiseta número 10 que tanta historia tiene en la institución naranja