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En casi ninguna ciudad quieren lidiar con las barras bravas del América y el Cali, que en el último clásico invadieron el terreno de juego y se enfrentaron en una batalla campal que solo pudo disolver el Esmad con sus gases lacrimógenos.
Minutos antes, en la tarde de ese 24 de mayo, los hinchas de ambos clubes se enfrentaron con machetes y armas blancas en las afueras del estadio Pascual Guerrero, en la capital valluna. El incidente terminó con una balacera y dos personas heridas.
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Ni siquiera el plan de seguridad que diseñaron la Alcaldía de Cali y la Policía Metropolitana, con 800 uniformados, fue suficiente para contener la furia de los pocos fanáticos que empañan la fiesta del fútbol.
La Dimayor sancionó a los equipos negándose a transmitir los partidos del América y el Deportivo Cali en la fecha 20 de la Liga Águila, e impidiendo la entrada de aficionados a las tribunas populares (norte y sur) durante siete fechas.
Además, la Alcaldía de Cali aseguró que no va a permitir la entrada de hinchas al estadio Pascual Guerrero en el clásico del próximo jueves, porque al alcalde Maurice Armitage no le sonó la propuesta de seguridad que presentó el América, y que según él, no se alcanzaría a implementar en los tres días que quedan antes del compromiso.
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“No vamos a crear falsas expectativas. No tenemos tiempo suficiente para implementar las estrategias presentadas por el América, eso nos podría poner en una posición de improvisación”, aseguró el secretario de Seguridad y Justicia de Cali, Juan Pablo Paredes.
En la tarde de este lunes, el América había presentado una serie de propuestas para garantizar la seguridad en el encuentro deportivo y buscar el levantamiento de la sanción.
Cámaras con reconocimiento facial, dotación de detectores de metal en las entradas de las tribunas y registro biométrico a los asistentes fueron algunas de las medidas que propuso el club vallecaucano.
“El plan adolecía de garantías. Faltaban documentos que confirmaran disponibilidad de equipos y había ciertos elementos que dependían de terceros, como la Policía Metropolitana, para implementar estrategias en el estadio, y el América no había hecho ninguna solicitud a esa institución”, agregó Paredes.
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Pero para el América no es una opción viable jugar las semifinales de la Liga a puerta cerrada.
El presidente del equipo escarlata, Tulio Gómez, le dijo el lunes a Caracol Radio que “a puerta cerrada el América no jugará. En algún estadio de Colombia, así sea un pueblo, allá jugaremos, porque la hinchada es la que anima y hace falta en los partidos”. Además, el directivo consideró que sería “maravillosa” la posibilidad de jugar en el estadio El Campín de la capital colombiana.
Bogotá, sin embargo, también les cerró las puertas. Esta mañana, el director del Instituto Distrital de Recreación y Deportes, Orlando Molano, aseguró que la Dimayor lo llamó para pedir prestado El Campín, pero la comisión de seguridad y el gabinete del distrito decidieron que celebrar el clásico valluno en la capital no es una opción viable. Ni siquiera el estadio de Techo estaría disponible para la competición.
Así pues, la Dimayor y los directivos del América tendrán que tocar puertas en Pereira, el estadio más cercano al Valle del Cauca.
“Bogotá es la plaza que mejores ingresos económicos nos dejaría por la capacidad del estadio y la hinchada que ahí tenemos, pero los contactos que estamos adelantando son con Pereira, que también es una buena plaza y es cercana a nuestra hinchada”, dijo Gómez.
Habrá que ver si la ciudad cafetera está dispuesta a recibir a las hinchadas roja y verde para demostrar que sí es posible celebrar un clásico sin que las barras terminen a los golpes.