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Juan Carlos crece con la cantera

El técnico del Envigado dice que la misión aún no se ha cumplido. Mantiene fuerte y motivado al joven plantel.

  • El técnico Juan Carlos Sánchez. FOTO Juan Antonio Sánchez
    El técnico Juan Carlos Sánchez. FOTO Juan Antonio Sánchez
29 de marzo de 2015
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Cuando le preguntan quién fue la persona que más influyó para que él llegara al mundo del fútbol, Juan Carlos Sánchez de inmediato habla de su papá Orlando: “a él le debo todo lo que soy, en la casa primero faltó el arroz o la panela que unos guayos para mí”, confiesa el hombre que puso de moda al Envigado y lo tiene peleando los primeros lugares de la Liga Águila-1.

En sus procesos como jugador (una lesión de rodilla truncó su carrera) y entrenador menciona con gratitud a Hugo Castaño, Fernando Pecoso Castro y Roviro Gómez, hombres que junto al dirigente Juan Pablo Upegui le abrieron espacios para desempeñar el trabajo que lo apasiona.

El popular Chunga, criado en La Estrella, después de destacarse en las divisiones menores y ante la salida de Pedro Sarmiento en el primer semestre de 2013, recibió la oportunidad de dirigir el plantel profesional y ahí se quedó. Al comienzo con un elenco en el que había muchos jugadores de experiencia, y ahora con jóvenes.

¿Qué siente cuando lo mencionan como líder del campeonato?

“Una alegría inmensa, algo impensado para muchos, pero también con compromiso. Sé que debemos mantenernos fuertes para llegar a la fiesta de los ocho”.

¿Algún día se le pasó por la cabeza esta campaña?

“Uno siempre sueña. Yo lo hablaba con mis padres y con mi señora y les decía: qué rico darle una estrella al Envigado y estar en los primeros lugares. Pero soy consciente de que la tarea todavía no está cumplida, que vienen retos importantes. Seguimos soñando y dándole trabajo a estos muchachos”.

¿Qué ha sido lo más importante de esta campaña?

“Todo es muy valioso para mí. Lo primero es agradecer a los directivos por la confianza a este cuerpo técnico que ha aprendido demasiado. Esto me llena, voy conociendo más el fútbol colombiano, lo que hacen los técnicos, a qué juegan y cómo enfrentarlos. Sé que falta mucho, pero trabajo y estudio para mejorar todos los días”.

¿Cuál es el secreto para tener tan buen rendimiento?

“Lo fundamental es la confianza en este grupo de jóvenes, crecer con ellos, concientizarlos de que con trabajo y disciplina se puede llegar lejos. De la mano del trabajo se puede soñar. En lo táctico es un equipo obediente, que tiene muy claro que no puede relajarse”.

¿Teme que algún día tenga que regresar a las divisiones menores?

“Para nada, porque el trabajo formativo me gusta, lo llevo en mi sangre. Nunca he dejado de estar en mi escuela, cuando no tengo que viajar voy y trabajo con mis profesores en Arco Zaragoza. Mi ilusión es mantenerme en el fútbol profesional, seguir en esto y tener la oportunidad más adelante de dirigir uno de los equipos grandes del país o un seleccionado nacional. Si algún día tengo que volver a las menores lo haría con gusto, amor y cariño”.

¿Nota mucho los cambios en relación con sus días de jugador?

“Ahora hay más oportunidades. En mi época uno a los 17 años ni siquiera tenía la posibilidad de arrimarse en la cancha al equipo profesional, era esporádico. Ahora a esa edad hay en la plantilla 10 y 15 jugadores jóvenes. Cuando me dirigió el profe Fernando (Pecoso) me inculcó la exigencia en el trabajo y eso lo aplico ahora”.

¿En qué escuela de técnicos se inscribe, cuál es su estilo de juego ?

“Trato de aprender de todos, sacar lo mejor de cada uno. Me gusta analizar a los rivales y mirar videos de mi equipo. Vivo con intensidad cada partido, desde la raya. No soy capaz de estar quieto y callado”

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