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En los últimos tres partidos, el verde ha evidenciado muchas falencias
y debe corregir.
En los duelos de eliminación directa de los cuartos de final de la Liga Águila-2, que iniciarán desde este próximo fin de semana, puede pasar cualquier cosa, pero el que encuentre mayor solidez entre los 8 clasificados tendrá mayores posibilidades de levantar el título.
Nadie duda que Nacional tiene la nómina suficiente para marcar la diferencia, pero a lo largo de este segundo semestre ha evidenciado ciertos vacíos que necesitará llenar para alcanzar su estrella 17.
La eficacia: muchas llegadas y poco gol
La eficacia era una de las virtudes de Nacional en los procesos con los técnicos Juan Carlos Osorio y Reinaldo Rueda, mientras que con el técnico español Juan Manuel Lillo le ha costado encontrar la ruta del gol. El mismo entrenador lo reconoció en la rueda de prensa posterior al empate 0-0 con Medellín, en el que ajustó tres partidos sin anotar.
“Si no acertamos, no vamos a poder imponernos, vamos a ver si podemos mantener el cero atrás para que como ha pasado en muchas ocasiones, con un gol nos alcance para ganar, porque ya veo que más de uno es jodido meter para nosotros”.
Depender menos de las individualidades
Para nadie es secreto que en todos los equipos de fútbol las individualidades marcan diferencia, pero cuando estas no funcionan lo ideal es que el colectivo supla su ausencia. Este Nacional se ve huérfano si sus figuras no aparecen y, según el exjugador Luis Alfonso “Bendito” Fajardo, el esquema no convence.
“No encuentran ese juego en equipo y el primer balón cuando inician el circuito es hacia atrás. Esa lentitud en el juego lo hace perder sorpresa y el verde nos tiene acostumbrados a llegar continuamente y por eso este estilo de juego todavía está lejos de lo que el hincha quiere”.
La defensa juega muy mano a mano
El respaldo y los relevos son uno de los principios para defender en el fútbol, pero con la línea de tres que el técnico Lillo implementa en la zaga, los zagueros juegan mano a mano con los delanteros, lo que para Víctor Aristizábal genera mucho riesgo. “Cuando el equipo pierde la pelota y el rival se la da a un jugador rápido, y este elude al defensor, queda mano a mano con el portero, es un riesgo que se podría evitar”.