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El Envigado está custodiado en las bandas por el cartagenero Cristian Arrieta y el chocoano Yonatan Murillo, dos jóvenes que fueron arropados por los compañeros y el cuerpo técnico que hoy unen fuerzas para enfrentar al DIM.
Arrieta, lateral derecho, tiene 20 años y nació en Cartagena. Lleva una temporada con el plantel profesional, luego de forjar su talento en las divisiones menores del club paisa.
Dice que el Medellín es un elenco fuerte, “de los más grandes del país”, pero que ellos solo están pensando en ganar porque lo necesitan tras empatar 0-0 con Equidad y perder por 1-0 con Huila como visitantes.
Y es que esta campaña es muy importante en su proceso, luego de ver partir varios colegas a otros clubes. Sabe que le falta sumar experiencia para cumplir sus metas de jugar en el exterior. “Soy paciente, confío en Dios y trabajo duro para mejorar cada día”.
Luego de tramitar la visa de Estados Unidos, estaba pendiente de la convocatoria a la Selección sub-23 que disputará ante los estadounidenses un cupo para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro-2016.
Murillo es delgado y de tez morena. Juega por el sector izquierdo y llegó al conjunto naranja tras la salida de Daniel Londoño para Nacional.
Lleva poco más de un mes en el equipo envigadeño y asegura que se adaptó muy rápido. Había jugado en Huila y Equidad y al ser agente libre hizo un arreglo con el club paisa. Habla con soltura, tiene el picante del Pacífico y el segundo apellido, Alegría, hace alusión a su personalidad.
A los 23 años, se siente seguro del potencial de los jóvenes del Envigado y confía en un buen resultado este domingo en el Parque Estadio Sur.
Cuenta que para ir a su natal Guineal, Chocó, se va más fácil por Buenaventura, desde donde hay que tomar una lacha durante cuatro horas. Por Quibdó también se requiere transporte fluvial y terrestre, y más tiempo. “Allá hay pocas oportunidades, a duras penas se practica fútbol. Que salga un jugador profesional es casi un milagro, yo soy el único del pueblo, al que visito cada año”.
En Guineal están sus padres Manuel, agricultor, y Alicia, maestra de primaria, y sus abuelos. Los cincos hermanos viven en Medellín con este especialista en tiros libres que se abre camino en Envigado