viernes
7 y 9
7 y 9
Unas 10.000 personas se hicieron presentes en el estadio Atanasio Girardot para demostrarle al Medellín que están con el equipo de cara al duelo de este domingo, 4:30 p.m. en el máximo escenario del fútbol paisa.
La práctica del elenco rojo estuvo acompañada de cánticos, banderas, el sonido del bombo, las trompetas y la buena energía de quienes llegaron motivados por la fe.
El presidente del Medellín, Michael Gil Gómez, manifestó que el marco es un buen presagio para lo que puede suceder en el juego de vuelta ante Junior cuya serie pierden 4-1.
“Este apoyo le pone a uno los pelos de punta, y así lo necesitamos el día del partido. Creemos que la remontada es posible”, manifestó.
“Este es el sentimiento que tenemos por este equipo, acá estamos para decirle a los jugadores que cuenten con nosotros”, indicó Julián Ramírez, hincha que, con bandera en mano, no cesó de alentar.
En la cancha los futbolistas devolvieron el gesto con una actitud alegre y distendida.
En occidental, un grupo de niños de una de las instituciones educativas de la ciudad y alguno que otro adulto se dejaron contagiar por la alegría que irradió la tribuna norte.
En la pista atlética también llamó la atención un grupo de muchachos con una bandera argentina que tenía escrito: “Matador te amamos”.
Entre ellos se encontraban los dos hermanos de Germán Ezequiel Cano, que viajaron desde su tierra natal para acompañarlo en esta final.
Agustín y Julián se dejaron contagiar del fervor de los hinchas escarlatas, y de una vez anticiparon que les gustaría ver el partido definitivo con la rexixtenxia norte.
Afuera, en los alrededores al estadio, otros hinchas se reunieron para planear la cita del domingo, la más adversa de todas las finales que les tocó disputar, pero por la misma razón un momento que asoma como una oportunidad para quedar grabada en la memoria colectiva de los hinchas y equipo.
Fue una tarde para el reencuentro de una afición que al principio del semestre no creía en el plantel y que hoy, en un acto de genuina fe, siguen creyendo que es posible la séptima estrella de la mano del técnico Octavio Zambrano y sus dirigidos, aún cuando tienen que hacer tres goles para, mínimo, forzar la definición por penaltis.
En lo deportivo, el técnico probó en la cancha los dos esquemas que piensa utilizar: uno con tres defensores y el que ha venido usando, con los cuatro zagueros atrás.
Como es evidente, más allá de ser un momento para entregarse a tope al entrenamiento, el banderazo de ayer sirvió para distender, bajar cargas emocionales y mostrarle a los jugadores que el mismo desvelo que han tenido en estos días lo comparten miles de personas. No están solos en esta cruzada.